Genitallica pasa de escándalo a ser “coro de misa” en la era del reguetón

En un giro cómico digno de Los Simpson, los otrora “degenerados del rock” ahora parecen monaguillos comparados con la letanía de perreo y champán que domina las listas. ¡Oh, dulce ironía! Aquellos mismos que en los 90 escandalizaron a las señoras con “Borracho” hoy son considerados “material para retiro espiritual” frente a las hazañas líricas de los nuevos ídolos juveniles. ¡Bendita hipocresía generacional!

El cuarteto regiomontano —convertido por arte de magia social en “abuelitos respetables”— celebra su cuarto de siglo lanzando Más Alcohol por Favor, un disco que es como ese tío ebrio en las fiestas familiares: mezcla de todo (mariachi, funk, hasta marimba) pero sin perder su esencia de criticar con sorna. “Antes nos censuraban; ahora nos ignoran”, parecen decir estos veteranos de la sátira musical mientras observan cómo el mundo superó sus “atrevimientos” con creces.

La entrevista con “Gallo” y compañía revela las paradojas del puritanismo selectivo: “Antes nos tachaban de inmorales; hoy nuestros temas parecen canciones de cuna”, ríe el vocalista, mientras el guitarrista Antulio espeta: “Ahora que el reguetón habla de orgías con nombre y apellido, hasta nos piden autógrafos en las iglesias”. Qué rápido pasa de moda el escándalo cuando la sociedad encuentra nuevos demonios.

El álbum —15 píldoras de humor negro— incluye joyas como “Por Tu Olor a Bacardí” (¿el nuevo bolero romántico?) y sigue su tradición de “decir verdades como puños”, aunque ahora con arrugas y colegiaturas que pagar. “Ya no somos los chavos irreverentes, pero seguimos viendo las mismas tonterías… solo que ahora tenemos próstata”, confiesa Olivares, demostrando que la edad no mitiga su capacidad para señalar absurdos.

Mientras preparan su gira de aniversario (que incluye el Lunario y otros templos del rock), Genitallica se consuela pensando que, en este mundo donde todo vale, su mayor transgresión sería… ¡hacer música sobre la vida adulta! “Imagínate: un tema sobre hipotecas o reflujo. Eso sí escandalizaría a los millennials”, bromea el baterista, cerrando con una lección no escrita: en la feria de la moralina, los estándares cambian más rápido que los acordes.