Gloria Trevi convierte falla técnica en show de resistencia regia

En un giro cómico digno de un guion surrealista, Gloria Trevi, la sacerdotisa del caos pop, protagonizó anoche lo que podría llamarse “El Milagro del Domo Care”: transformó un apagón técnico en un manifiesto de resiliencia regia. Justo cuando entonaba “Pelo Suelto” —himno generacional que debería ser patrimonio de la humanidad—, el sonido decidió tomarse un descanso, como si la tecnología misma se hubiera unido a la huelga de profesores. Pero oh, sorpresa: en lugar de entrar en pánico, la audiencia, en un acto de solidaridad tribal, coreó la canción con más fervor que un coro de monjas en karaoke. ¿Acaso Monterrey se convirtió en el primer municipio autónomo musical?

Mientras la batería —única superviviente del colapso técnico— marcaba el ritmo como un metrónomo rebelde, Trevi, cual generala de una revolución glitter, arengó a sus tropas: “¡Qué chingón cantó Monterrey a capella!”. Y así, entre el eco de gargantas desafinadas y el brillo de smartphones, nació el primer concierto crowdsourced de la historia. Hasta cuatro mini-Trevis (¿acaso clonadas en un laboratorio de fans?) invadieron el escenario, demostrando que el culto a la diva comienza en la cuna. Un niño, posiblemente futuro sociólogo, completó el cuadro: la próxima generación ya está adoctrinada en la religión del desmadre controlado.

Pero el clímax llegó cuando Trevi, armada con una bandera arcoíris, proclamó: “Nos besamos, nos amamos, y nadie nos va a cambiar”. ¿Discurso de amor universal o estrategia de marketing inclusivo? El público, emocionado, olvidó preguntarse si la cantante usaba a la comunidad LGBTQ+ o viceversa, en un simpático caso de parasitismo mutuo. “En tiempos de guerras, hablamos de amor”, declaró, mientras sus bailarines giraban cual planetas alrededor de su sol glitter. Irónico, considerando que su repertorio incluye joyas como “Ábranse perras” y “Dr. Psiquiatra”, temas que podrían usarse como tortura en Guantánamo.

El concierto, bautizado “El Vuelo” (¿o debería decir “El Exorcismo”?), incluyó desde covers de Raphael hasta versiones de Laura Branigan, demostrando que Trevi es la reina del collage cultural. Cuando trepó al anillo del escenario, uno esperaba que anunciara su candidatura presidencial. Pero no: prefirió dejar que Monterrey creyera, por una noche, que el mundo es un lugar donde los apagones se arreglan con gargantas, las crisis con coreografías, y las contradicciones con purpurina. La próxima cita es el 25 de junio. Llevarán linternas, por si acaso.