Jamie Lee Curtis declara guerra a los deepfakes en redes sociales

En un giro tragicómico digno de una distopía orwelliana, la icónica Jamie Lee Curtis se ha visto obligada a convertirse en detective digital para cazar a su propio doble artificial, creado por el mago de Silicon Valley, Mark Zuckerberg. La ganadora del Óscar, conocida por perseguir asesinos en Halloween, ahora debe perseguir su propio fantasma tecnológico a través de los laberínticos algoritmos de Meta.

“Llegamos a esto, @zuck”, escribió la actriz con la ironía de quien descubre que su imagen vale menos que un NFT de un meme. “He recurrido a todos los canales adecuados… excepto, claro está, a los que funcionan”. La estrella, cuya integridad es tan legendaria como su papel en Algo pasa con Mary, se vio obligada a mendigar atención en Instagram como cualquier mortal, demostrando que ni la fama te salva del purgatorio de los bots de soporte técnico.

El anuncio falso, creado con la misma ética con la que Facebook trata los datos personales, distorsionaba sus palabras originales de una entrevista sobre incendios forestales. Irónicamente, ahora su voz era víctima de otro tipo de incendio: el de la desinformación digital. “Si tengo una marca”, declaró Curtis con sorna, “es que no miento… excepto cuando actúo, pero eso lo firmo con contrato”.

Horas después, el contenido desapareció como por arte de magia… o más bien, como por arte del miedo a una demanda millonaria. Zuckerberg, el mismo que prometió “conectar el mundo”, demostró una vez más que lo único que conecta son los puntos entre nuestros datos y los anuncios no autorizados. ¿El resultado? Un mundo donde hasta una estrella de Hollywood debe suplicar en redes sociales lo que cualquier usuario de a pie: que respeten su identidad.

Mientras, en Menlo Park, los ingenieros de Meta probablemente ya trabajan en un nuevo algoritmo: “Cómo disculparse sin admitir responsabilidad, volumen 27”.