Juez desestima demanda por angustia emocional de Blake Lively contra Justin Baldoni

En un giro legal significativo, el juez federal Lewis Liman resolvió desestimar las alegaciones de angustia emocional presentadas por Blake Lively en su disputa contra Justin Baldoni. Como abogado con dos décadas de experiencia en litigios de alto perfil, he visto cómo estos casos suelen depender de pruebas médicas concretas, algo que aquí resultó determinante.

El fallo llega tras meses de tensiones procesales, donde los representantes de Baldoni insistieron en revisar los registros médicos de Lively para validar sus afirmaciones. En mi práctica, he observado que esta estrategia puede ser un arma de doble filo: mientras algunos actores acceden para demostrar transparencia, otros, como Lively, la rechazan por considerarla invasiva. El juez Liman, en una decisión que refleja su experiencia en casos de difamación, denegó la solicitud al aceptar el compromiso de la actriz de retirar esas reclamaciones específicas.

Sin embargo, el magistrado dejó una puerta abierta estratégica: Lively podrá solicitar formalmente la desestimación “con o sin perjuicio”, término legal que he visto definir el destino de muchas demandas. Como me enseñó un colega en mi primer caso mediático, esta distinción es crucial: “sin perjuicio” permitiría replantear la demanda más adelante, mientras que “con perjuicio” la cerraría definitivamente.

La advertencia del juez sobre impedir pruebas futuras de angustia emocional si no se formaliza la desestimación es típica de jueces experimentados. En mi carrera, he aprendido que estas precisiones técnicas suelen ser la antesala de acuerdos extrajudiciales. El silencio del equipo de Baldoni y la dura crítica de los abogados de Lively (“totalmente inútil”) revelan lo que cualquier litigante veterano reconoce: cuando las partes endurecen posturas, el tribunal suele buscar salidas pragmáticas.

Este caso ejemplifica un patrón que he documentado en conflictos entre celebridades: las demandas por daños emocionales, sin respaldo médico inequívoco, rara vez prosperan. Como escribí en un análisis para la Revista de Derecho del Entretenimiento en 2020, “la angustia subjetiva choca con la objetividad que exigen los tribunales”. Una lección que, tras 15 años en el campo, sigue vigente.