Katy Perry impulsa a una niña mexicana a sentirse orgullosa de sus raíces

En medio de un clima político polarizado por las políticas migratorias del expresidente Donald Trump, un gesto inesperado de Katy Perry resonó como un mensaje de inclusión. Durante su concierto en California como parte de “The Lifetime Tour”, la cantante no solo compartió el escenario con una pequeña fan, sino que la animó a proclamar con orgullo sus raíces mexicanas.

La niña, de unos 10 años y vestida con una falda inspirada en el icónico videoclip de “Roar”, respondió tímidamente cuando Perry le preguntó su origen. “De México”, murmuró, pero la artista, con la sabiduría de quien ha visto cómo la música rompe barreras, la instó a repetirlo con firmeza: “¡Dilo fuerte y siéntete orgullosa!”. El público estalló en aplausos cuando la pequeña lo hizo, un eco de resiliencia frente a la discriminación.

Este tipo de momentos, más allá de volverse virales, reflejan el poder transformador de los artistas. En mis años cubriendo giras, he visto cómo un gesto aparentemente pequeño—como un abrazo en el escenario—puede convertirse en un símbolo de empoderamiento. Perry, conocida por su activismo, demostró una vez más que la música no solo entretiene, sino que también educa y une.

Las reacciones no se hicieron esperar: miles de mexicanos en redes celebraron el mensaje de orgullo identitario. Como bien sabe cualquier comunicador, estos episodios trascienden el espectáculo; son recordatorios urgentes de que, en tiempos de división, la cultura puede ser un puente.