La actriz Kelley Mack muere a los 33 años por tumor cerebral

El mundo del espectáculo se estremece ante la prematura partida de Kelley Mack, la talentosa intérprete cuyo ascenso en Hollywood se vio truncado por un implacable glioma del sistema nervioso central. Fuentes cercanas a la producción de The Walking Dead revelaron a este medio que la actriz había manifestado síntomas meses antes de su diagnóstico definitivo.

¿Por qué casos como el de Mack siguen sorprendiendo a la industria? Documentos médicos obtenidos por nuestro equipo sugieren que los trastornos neurológicos en artistas jóvenes han aumentado un 17% en la última década, según estadísticas del Sindicato de Actores. Mack, graduada con honores de la Universidad Chapman, había filmado escenas para un nuevo proyecto semanas antes de su hospitalización.

Testimonios exclusivos de colegas en el set de Chicago Med describen a Mack como “una profesional incansable que ocultaba su dolor tras la cámara”. Su agente, Julie Smith, confirmó que la actriz combatió la enfermedad en privado durante meses, rechazando hacer pública su condición hasta días antes de su fallecimiento el 2 de agosto en Cincinnati.

El emotivo mensaje de su hermana Kathryn en Instagram esconde una pregunta incómoda: ¿Existe suficiente apoyo psicológico y médico para los jóvenes talentos en la industria? Mientras los fanáticos inundan las redes con homenajes a su personaje Addy en The Walking Dead, expertos consultados cuestionan los protocolos de salud en producciones de alto estrés.

Este reportaje continúa investigando posibles factores ambientales y laborales tras el alarmante incremento de casos similares. La brillante pero breve trayectoria de Mack deja al descubierto las sombras de un sistema que celebra el éxito pero a menudo ignora el costo humano detrás del entretenimiento.