La bebé de Lupita Tiktok enfrenta muerte cerebral en medio de acusaciones

En un giro tragicómico de la era digital, donde los likes valen más que las vidas, la pequeña Karely Yamileth, de apenas tres semanas de existencia, fue diagnosticada con muerte cerebral en el Hospital Materno Infantil, un lugar donde, irónicamente, la infancia parece estar en cuidados intensivos. Las máquinas confirmaron lo que el sistema ya sabía: cero actividad neuronal, aunque algunos dirían que eso también aplica para ciertos debates en redes.

Mientras los médicos firmaban el certificado de defunción cerebral, la madre, Lupita Tiktok, estrella efímera de la plataforma que premia el drama en 15 segundos, negaba en sus historias cualquier dictamen médico. ¿Acaso la muerte cerebral necesita un segundo tiktok para ser validada? Por su parte, el DIF Capullos, siempre atento a salvar a los niños (de las cámaras), investigaba una supuesta negligencia, porque en este país la justicia es como un parto prematuro: dolorosa, desorganizada y con altas probabilidades de salir mal.

El Fiscal General, experto en diagnósticos sociales, declaró que la madre tenía un “retraso mental“, porque en México los funcionarios siempre encuentran un culpable… preferiblemente entre los más vulnerables. Mientras tanto, la bebé, víctima colateral de un sistema que prioriza los trending topics sobre la salud pública, sigue conectada a máquinas que simulan vida mejor que algunos políticos simulan trabajar.

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Y así, entre hashtags y conferencias de prensa, la tragedia se convierte en contenido, la negligencia en debate viral, y la muerte en un espectáculo más. Bienvenidos a la democracia digital, donde hasta las desgracias tienen filtro.