La caravana del espectáculo llega a México con promesas y superhéroes

En un acto de generosidad sin precedentes, los mesías del entretenimiento masivo, James Gunn y John Cena, han decidido descender del Olimpo hollywoodense para iluminar con su presencia el árido desierto cultural de México. Sí, amigos, la segunda edición de la CCXP —ese circo moderno donde se veneran cómics, películas y mercancía con licencia— será bendecida por estos sumos sacerdotes del fan service.

El dúo dinámico ocupará el “Thunder Stage” (nombre épico para lo que esencialmente es un tarimón con luces) para hablar de Peacemaker, esa joya televisiva donde un hombre en calzoncillos metálicos resuelve problemas a puñetazos mientras cuestiona —¡oh, profundidad!— su pasado traumático. “Transportaremos al público a nuestro universo”, prometen, como si fueran chamanes de una secta streaming en lugar de vendedores de suscripciones.

Entre revelaciones exclusivas (léase: tráilers reciclados) y confesiones prefabricadas, los asistentes podrán vivir la emoción de aplaudir respuestas ensayadas. La nueva temporada, nos informan con solemnidad, seguirá explotando la fórmula infalible: violencia, chistes subidos de tono y un elenco diverso para limpiar la conciencia corporativa de Warner Bros.

Mientras tanto, el Centro Citibanamex se convertirá en un santuario temporal donde Scarlett Johansson y compañía firmarán autógrafos a cambio de cifras que harían ruborizar a un banquero suizo. Todo ello, por supuesto, en nombre de la “cultura pop”, ese eufemismo brillante para el consumismo disfrazado de identidad generacional.

¿Crítica social? ¿Reflexión? No aquí. Este es el reino de la distracción dorada, donde los superhéroes enmascaran la ausencia de héroes reales y donde el “contenido exclusivo” es el nuevo opio del pueblo. Bienvenidos al circo. Que comience el panem et circenses del siglo XXI.