El Gran Espectáculo de la Caridad Planetaria
En un giro que solo el oráculo del capitalismo consciente podría prever, la sacerdotisa del trap, Cardi B, ascenderá al altar ecológico-social del Central Park. Su misión: salvar el planeta entre beats y anuncios de su cuarto vástago, sustituyendo a un The Weeknd que, afortunadamente, tuvo la delicadeza de retirarse por “razones personales” para no opacar la ceremonia redentora.
El sumo pontífice de Global Citizen, Hugh Evans, proclamó con unción que la artista “iluminará Central Park de manera espectacular”. Por supuesto, no se refería a la energía solar que prometen llevar a un millón de almas en África, sino a los focos que seguirán el contoneo de quien, con un solo estribillo, puede financiar la reforestación de una porción de Amazonía del tamaño de Italia. Qué alivio saber que la deforestación se medirá en unidades italianas, como si de una pizza familiar se tratara.
La propia oráculo Cardi B aclaró, en un arrebato de lucidez geopolítica, que este “no es como otros festivales”. Y razón no le falta. Aquí, la plebe no paga con dinero, sino con acciones performativas en una aplicación: likes, shares y tal vez un lamento ritual por la pobreza extrema como moneda de cambio para la entrada gratuita. Es la nueva indulgencia digital: redimes tu conciencia climática bailando.
Mientras Hugh Jackman presenta el evento con sonrisa de héroe Marvel, las cifras bailan sobre el escenario: 200 millones para emprendedores indígenas, 30 millones para alfabetización. Cifras que, convenientemente, suenan a épica bíblica pero se disuelven en un streaming multitudinario por YouTube y Apple Music. El activismo como producto de consumo inmediato, empaquetado para tu entretenimiento.
Así, el 27 de septiembre, Nueva York será testigo de la más sublime alegoría de nuestro tiempo: la coreografía perfecta entre la culpa occidental y el espectáculo redentor, donde salvar el mundo es el *hit* del verano.
