La criatura nacional y su circo promocional

La criatura nacional y su circo promocional

El sumo sacerdote del cine nacional, Guillermo del Toro, descenderá de su montaña de Oscar para honrar con su presencia terrenal la Ciudad de México, acompañado por dos apóstoles de Hollywood: Jacob Elordi y Oscar Isaac. El motivo de esta epifanía cinematográfica no es otro que la presentación de su nueva criatura, Frankenstein, que tendrá el privilegio de ser exhibida en templos selectos antes de su democratización en el altar digital de Netflix.

EL GRAN RITUAL DE NOVIEMBRE

Los augures del streaming han anunciado que la procesión llegará a la capital el 3 de noviembre, fecha cuidadosamente elegida para maximizar el fervor popular. Como en todo culto moderno, se espera que las masas puedan contemplar de cerca a sus ídolos, confirmando así que los dioses del cine también sudan y sonríen para las selfies.

Este espectáculo marcará el clímax de la peregrinación promocional antes del bautizo digital de la criatura. Un ritual perfectamente coreografiado donde la devoción del público se mide en clicks y compartidos.

EL ORÁCULO DEL DIRECTOR

Desde su púlpito digital en la plataforma X, el gran creador pronunció sus sagradas palabras: “Me preguntaron cómo lograba ver lo horroroso como bello y lo bello como horroroso. La respuesta fue muy simple: porque soy mexicano.”

He aquí la genialidad del discurso identitario: convertir la contradicción en virtud nacional y la paradoja en marca registrada. En el reino del absurdo contemporáneo, lo que para otros sería esquizofrenia estética, para nosotros es filosofía de vida.

LA GRAN METÁFORA NACIONAL

El sumo sacerdote no se limita a vender terror, sino que nos ofrece una lección de profundidad: “Esto no es solo una película de terror, es una mirada a la dinámica familiar de padres e hijos.” ¡Naturalmente! ¿Acaso hay mejor representación de la familia mexicana que un científico obsesivo que crea un monstruo que luego rechaza?

La criatura, nos explica, solo provoca horror en quienes no la conocen. Magnífica alegoría de cómo el establishment ve al pueblo: como un engendro que debe ser temido y controlado, nunca comprendido.

El colmo del genio marketinero llega con la invitación a disfrutar la obra con “el corazón abierto y mucha mexicanidad”. He aquí la fórmula mágica: tome un concepto universal, añádale un toque de folclor local, y obtendrá un producto de exportación que vende autenticidad empaquetada.

EL GRAN DESENLACE

La criatura cobrará vida en los cines mexicanos el 23 de octubre de 2025, para luego resucitar en Netflix el 7 de noviembre. Dos fechas para el mismo milagro: la transustanciación del arte en contenido, y del contenido en datos de consumo.

Mientras tanto, el circo promocional sigue su marcha, demostrando que el verdadero monstruo no es el que aparece en pantalla, sino la maquinaria perfectamente aceitada que convierte cada expresión cultural en un producto de la gran fábrica de entretenimiento global.

RELACIONADOS

Ultimas Publicadas

Matamoros

¿QUÉ PASO AYER?

ANUNCIATE CON NOSOTROS

Scroll al inicio