La corona de Miss Universo, un símbolo global de belleza y aspiración, se encuentra bajo una nube de sospechas tan densa que amenaza con dejar al certamen sin un escenario donde brillar. Lo que se anunció como un triunfo para Puerto Rico como sede en 2026 se ha convertido en un rompecabezas de opacidad financiera y escándalos penales que obligan a preguntarse: ¿qué se esconde detrás del glamour de la organización?
La gobernadora Jenniffer González, en declaraciones al diario Primera Hora, no ocultó su inquietud. “Hay una preocupación real, todos la tenemos”, admitió, revelando una fisura inesperada en la fachada de un evento de tal “standing”. Pero, ¿cuál es el origen concreto de esta alarma? Nuestra investigación conecta los puntos de un mapa de controversias que se extiende por varios continentes.
Un tejido de investigaciones que cruza fronteras
El primer hilo conduce a una orden de arresto en México contra Raúl Rocha Cantú, copropietario de la franquicia, por presuntas vinculaciones con crimen organizado. Simultáneamente, en Tailandia, la propietaria Anne Jakrajutatip enfrenta una pesquisa por cargos de fraude. Y, como si fuera una trama de suspenso, emerge la acusación de un supuesto favorecimiento a la mexicana Fátima Bosch para su coronación. ¿Son hechos aislados o síntomas de una gestión opaca?
Las acciones del gobierno puertorriqueño responden con un escepticismo saludable y contundente. La Compañía de Turismo, dirigida por Willianette Robles, ha congelado un desembolso de 1.5 millones de dólares. La razón es clara y directa: una falta de transparencia intolerable en el uso de fondos públicos. “Le hemos dado hasta enero”, sentenció la gobernadora González, exigiendo información detallada sobre la nueva estructura ejecutiva y una revisión integral de los contratos. Es un ultimátum periodístico hecho política.
Silencio organizativo y una huida que habla por sí sola
Mientras las autoridades exigen respuestas, la organización guarda un silencio ensordecedor. Este mutismo contrasta con sus movimientos recientes: hace apenas semanas, cerró sus oficinas en México anunciando su salida del país. ¿Es una retirada estratégica o una huida ante el avance de las investigaciones? Los conflictos internos, lejos de apaciguarse, parecen profundizarse, dejando al certamen en un limbo operativo.
La revelación final de esta pesquisa es aleccionadora. La crisis de Miss Universo trasciende la búsqueda de una nueva sede; es un examen de la integridad en los grandes espectáculos globales. Puerto Rico, al plantarse y exigir cuentas, no solo protege su inversión, sino que pone sobre la mesa una pregunta incómoda para la industria: ¿hasta qué punto el brillo de los escenarios ha servido para ocultar prácticas inaceptables? El futuro del concurso depende ahora de su capacidad para operar a la luz, no de los reflectores, sino de la transparencia.
