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La disculpa de Lady Tamales no convence a las redes sociales

La disculpa de “Lady Tamales” divide opiniones mientras el video de su agresión sigue generando indignación.

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La automovilista conocida como “Lady Tamales” reapareció en plataformas digitales para ofrecer una disculpa pública a la vendedora ambulante a quien agredió en un estacionamiento de Guadalajara. Sin embargo, ¿su arrepentimiento es genuino o una estrategia para mitigar el daño a su reputación?

El incidente, captado en video y viralizado en TikTok, Twitter y Facebook, muestra a la mujer derribando violentamente el puesto de tamales tras una discusión. Las imágenes desataron una ola de indignación, pero también plantearon preguntas incómodas: ¿Qué lleva a una persona a reaccionar con tal agresividad? ¿Y por qué solo asume responsabilidades cuando enfrenta consecuencias?

De la agresión a la disculpa: ¿Daño controlado?

En el video de disculpa, publicado por la usuaria @jazmin_torres3112, la mujer aparece visiblemente nerviosa, asegurando que el incidente la ha afectado “personal y laboralmente”. Pero las redes no se tragaron el anzuelo. Comentarios como “Pide perdón por las repercusiones, no por el acto” dominaron las reacciones, mientras otros cuestionaban: “¿Dónde está la reparación del daño a la vendedora?”.

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El lado oscuro de la viralización

Más allá del acto de violencia, el caso revela el poder de las redes para amplificar conflictos y convertirlos en juicios públicos. Mientras algunos usuarios exigían justicia, otros cruzaron la línea con amenazas hacia la agresora y su familia, un fenómeno que Jazmín Torres, autora del video, intentó atenuar con un llamado a la reflexión colectiva.

La otra víctima: la vendedora invisible

Entre el circo mediático, poco se ha hablado de la comerciante, cuyo sustento quedó literalmente tirado en el pavimento. Testigos relataron a este medio que la mujer, entre lágrimas, recogió sus tamales mientras la automovilista huía. Su voz, curiosamente, está ausente en el video de disculpas. ¿Fue realmente escuchada? ¿O su historia quedó opacada por el morbo digital?

Este caso no solo expone la fragilidad de la convivencia urbana, sino también cómo las redes sociales pueden ser tanto un altavoz para la justicia como un tribunal sin garantías. La pregunta que queda flotando: ¿Aprendió “Lady Tamales” la lección, o simplemente aprendió a disculparse cuando las cámaras la vigilan?

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