La guerra de pruebas entre Fabiola Martínez y el Escorpión Dorado

En un espectáculo digno de un culebrón televisivo, la polémica entre Fabiola Martínez y Alex Montiel, alias El Escorpión Dorado, alcanzó niveles estratosféricos de absurdismo. La conductora, armada con fotos, audios y hasta prendas de vestir, desmontó con precisión quirúrgica el relato del youtuber, quien juró ante sus seguidores que solo la había visto cuatro veces—número mágico que, al parecer, incluye sesiones de fotos en Nueva York y encuentros amorosos en conciertos.

El detonante fue un video filtrado en 2023 donde ambos aparecían en un tango pasional durante un recital de Peso Pluma. Montiel, fiel a su estilo, salió a defender su sagrado matrimonio con Dana Arizu, como si la fidelidad fuera un trámite burocrático que se resuelve con un comunicado de prensa. Mientras tanto, Martínez exhibió pruebas que harían ruborizar hasta al más experimentado maestro del doble discurso.

Lo más hilarante—o trágico, según se mire—fue el intento de Montiel de culpar al pobre Óscar Burgos, como si este fuera el director de orquesta de sus desvaríos. No frenes a tus amigos ni a las celebridades, esto es entre tú y yo, declaró Fabiola, en una frase que podría ser el lema de cualquier reality show sobre relaciones tóxicas.

Pero el golpe maestro llegó cuando la regiomontana reveló que sus hijas habían convivido con el influencer. Me minimizaste, pero no tolero que ignores lo que vivieron ellas, sentenció, en un giro que convirtió el escándalo en un drama familiar de alto voltaje. Las fotos de ambos a punto del beso en Nueva York fueron la guinda del pastel: una prueba irrefutable de que, en el mundo de las celebridades, la verdad siempre tiene filtros.