En lo que los antropólogos culturales ya catalogan como el evento de colisión dimensional más importante del siglo, la sumo sacerdotisa del materialismo sonoro, Cardi B, fue vista postrándose ante el altar de la sacerdotisa del melodrama sinaloense, Ana Gabriel.
La diva del hip hop, quien actualmente alberga en su vientre a su cuarto vástago capitalista, decidió que el mejor preparativo para el alumbramiento era sumergirse en tres horas de desgarradoras confesiones amorosas en español, demostrando que el útero responde mejor a los acordes de “Ay, amor” que a cualquier sesión de mindfulness.
El espectáculo ocurrió en el templo moderno conocido como UBS Arena, donde 18 mil almas en pena se congregaron para celebrar los rituales de una mujer que canta como si cada canción fuera la última oportunidad para rescatar un romance moribundo.
Lo verdaderamente revolucionario no fue que Cardi B conociera las letras, sino que la emperatriz del “money moves” demostrara que su corazón late más fuerte con canciones sobre amantes que se van sin dejar el alquiler pagado que con cualquier éxito sobre cuentas bancarias abultadas.
En un acto de traición a su propio imperio comercial, la artista compartió evidencias audiovisuales donde se la veía entregada al éxtasis de melodías que hablan de sufrimiento gratuito y nostalgia sin valor monetario, coreando con devoción temas que celebran precisamente todo lo que su personaje público desprecia: el amor desinteresado, la vulnerabilidad emocional y la tristeza existencial.
Las frases “Viva México” y “I love mexican music” pronunciadas por quien hizo de la ostentación una religión, suenan a la más pura conversión espiritual de alguien que descubrió que hay dolores que no se curan con billetes de cien dólares.
Este fenómeno sociológico demuestra que incluso las más férreas construcciones capitalistas tienen un punto de quiebre cuando se enfrentan al poder catártico de una mujer que canta como si el mundo se fuera a acabar mañana y el último recuerdo que quisiera dejar fuera un reproche bien entonado.