La sagrada reseña del nuevo becerro de oro tecnológico

En un acto de devoción que conmocionó a las hordas de fieles seguidores, el sumo sacerdote del consumo contemporáneo, Luisito Comunica, descendió de su trono digital para ofrecer la reseña sagrada del nuevo becerro de oro: el iPhone 17 Pro. La ceremonia, transmitida a través del oráculo YouTube, constituye un ritual esencial en la liturgia del capitalismo tardío, donde la fe se mide en megapíxeles y la salvación en capacidad de almacenamiento.

Con la solemnidad de un alquimista medieval, el influencer revivió su sección “LuisiTec“, un espacio consagrado a la veneración de nuevos dispositivos tecnológicos. Su misión: determinar si el sacrificio económico de sus acólitos —un tributo de 38 mil 499 pesos mexicanos— es una ofrenda aceptable a los dioses de Cupertino. El artefacto, proclama la doctrina, ahora permite la herejía de grabar con cámara frontal y trasera simultáneamente, un milagro que sin duda resolverá los problemas existenciales de la humanidad.

Entre las revelaciones divinas, se mencionan las nuevas cámaras de 48 megapíxeles, capaces de capturar con nitidez celestial las arrugas de la desesperación en el rostro de quien revisa su saldo bancario después de la compra. No obstante, el profeta admitió, con la candidez de quien descubre que el emperador está desnudo, que el dispositivo sagrado “se rayaría fácilmente” y que “se ha calentado mucho“, tal vez por la fricción de tanto hype inflado por el marketing.

El análisis prosiguió con el iPhone Air, el dispositivo “más delgado“, tanto en sus especificaciones como, al parecer, en su valor real. Por el módico precio de 35 mil 999 pesos —una diferencia de apenas 2 mil 500 pesos menos que su hermano mayor—, el fiel obtiene la privación de funciones útiles. La conclusión del oráculo fue una joya de sinceridad mercadotécnica: es “bueno para el mamaseo“, es decir, perfecto para el vacuo ejercicio de la ostentación en redes sociales.

Así, el ciclo se perpetúa. Mientras la plebe debate sobre el zoom de x8 y la desaparición del SIM físico, la máquina de generar deseos artificiales sigue su marcha triunfal. La reseña, en última instancia, no juzga un teléfono, sino que celebra el rito de pasaje que normaliza pagar el precio de un automóvil usado por un aparato que, nos aseguran, nos hará infinitamente más felices… o al menos, más fotogénicos.

ANUNCIATE CON NOSOTROS

Scroll al inicio