Las gemelas Kessler concluyen su leyenda con un último acto conjunto

Adiós a un ícono del espectáculo

Alice y Ellen Kessler, una unión que trascendió el escenario y la vida.

El mundo del espectáculo despide a Alice y Ellen Kessler, las legendarias artistas gemelas que forjaron su trayectoria en la escena internacional desde los años 50. Estas performers, que compartieron escenario con titanes como Fred Astaire, Frank Sinatra y Harry Belafonte, han fallecido a los 89 años, según confirmaron las autoridades alemanas.

Una despedida pactada

El deceso de las hermanas ocurrió en Grünwald, una exclusiva área residencial en las afueras de Múnich donde habitaban. Tras las primeras informaciones de los medios germanos, la policía muniquesa ratificó el martes la trágica noticia: se trató de un suicidio pactado, el acto final de una existencia de sincronía absoluta.

Trayectoria de dos vidas entrelazadas

Su formación artística comenzó con el ballet en el cuerpo infantil de la Ópera de Leipzig. Con 16 años, su familia emigró a Alemania Occidental, donde iniciaron su andadura en los teatros de revista de Düsseldorf. El salto a la fama global llegó en 1955, cuando fueron descubiertas por el director del prestigioso cabaret Lido en París.

Durante la década de 1960, las gemelas Kessler se consolidaron como figuras globales, estableciéndose en Roma y colaborando con los grandes nombres de la industria. En un movimiento estratégico que definió su carrera, declinaron participar en “Viva Las Vegas” junto a Elvis Presley en 1964, priorizando su autonomía creativa sobre la fama hollywoodense.

Legado de una conexión única

Su energía escénica perduraba incluso octogenarias, cuando aún protagonizaban un musical. Alice reflexionó antes de su 80 aniversario sobre la potencia de su vínculo: actuar durante tanto tiempo habría sido imposible en solitario. La condición de dúo representaba puros beneficios. “Juntas eres más fuerte”, afirmó.

Desvelaron su filosofía vital como clave del éxito prolongado: “Disciplina diaria. Agradecimiento constante. Modestia, nunca arrogancia”. Y el pilar fundamental: “Conexión, hasta el último aliento”.

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