Los Sussex reinventan su equipo como corte real en Montecito

En un movimiento audaz que fusiona legado y modernidad, el príncipe Harry y Meghan Markle han reconfigurado su entorno profesional en su residencia californiana, diseñando lo que analistas describen como un “ecosistema de poder alternativo”. Este núcleo ejecutivo, compuesto por 11 expertos multidisciplinarios y liderado por la gurú de narrativas Meredith Kendall Maines, opera al margen de Archewell Foundation, marcando una clara evolución en su modelo de influencia postmonárquico.

La estructura, potenciada por la consultora global Method Communications, refleja una filosofía híbrida: combina el peso histórico de su linaje con estrategias de branding 360° típicas de startups tecnológicas. Mientras detractores como el biógrafo Tom Bower lo tildan de “reinvención forzada”, expertos en reputación corporativa destacan su enfoque disruptivo para gestionar proyectos filantrópicos, producciones mediáticas y alianzas con Fortune 500.

Este modelo descentralizado desafía los protocolos de las casas reales tradicionales, priorizando agilidad digital sobre ceremonial. Con oficinas que funcionan bajo metodologías ágiles y campañas diseñadas para plataformas como TikTok y LinkedIn, los Sussex redefinen lo que significa ejercer influencia en la era de la economía de la atención.

La apuesta incluye un gabinete multicultural especializado en diplomacia cultural, sostenibilidad ESG y narrativas transmedia, señalando su transición de miembros de la realeza a arquitectos de un nuevo tipo de capital social en el siglo XXI.