Maribel Guardia confiesa su lucha interna tras la pérdida
¿Qué sucede cuando el dolor de una madre traspasa toda barrera de lo imaginable? Maribel Guardia, en una de sus conversaciones más íntimas, ha revelado una dimensión de su duelo que permanecía oculta: la lucha contra sus propios instintos de supervivencia. La artista confiesa que, tras el fallecimiento de su hijo Julián Figueroa, no solo enfrentó el vacío, sino que también contempló la idea de quitarse la vida para reunirse con él.
Pero, ¿era este un sentimiento pasajero o la manifestación de una pena profunda? Nuestra investigación revela que el fallecimiento de Julián por un paro cardíaco mientras dormía fue solo el inicio de una cadena de adversidades. Fuentes cercanas a la familia han confirmado que, paralelamente, la actriz vivió un distanciamiento progresivo de su nieto, José Julián, situación exacerbada por las disputas legales con Imelda Garza, la viuda de su hijo, quien impugnó el testamento.
Al reconstruir los hechos, se descubre una escena desgarradora. Guardia regresaba de una función teatral cuando la noticia le alcanzó por teléfono. Al llegar a casa y encontrar a su hijo sin vida, el único consuelo fue la apariencia pacífica de su rostro. “Vale madre”, llegó a pensar, según relata en su testimonio. “Ya nada importa”.
Sin embargo, una pregunta crucial la rescató del abismo: ¿Qué hubiera querido Julián para ella? En su diálogo con Ernesto Buitrón, la intérprete expresa que la reflexión sobre los deseos de su hijo le devolvió un propósito. “Él quería que estuviera bien, entera, que siguiera adelante… y lo voy a hacer con dignidad, con respeto, con amor, con alegría y haciendo honor a su vida”, declaró.
Este medio pudo corroborar que, a pesar de su aparente serenidad en eventos sociales –como la reciente celebración del cumpleaños de Verónica Castro–, la mención constante de su hijo representa un desgaste emocional significativo. “Hablar de mi hijo todo el tiempo es doloroso, me cuesta, es llorar todo el tiempo”, admitió. Confesó que llora por Julián a diario, una mezcla de agradecimiento y pena que no cesa.
La conclusión de esta indagación periodística revela un hallazgo esperanzador. Frente a la adversidad, Guardia ha encontrado un punto de anclaje en el agradecimiento por los ocho años de convivencia con su nieto, un regalo que atesora como un legado de su hijo. Una lección de resiliencia que emerge desde las profundidades del dolor humano.