Mario Bezares brilla en un rol dual que honra la tradición cómica mexicana

En el vibrante mundo del teatro mexicano, pocos proyectos logran fusionar tradición y frescura como La Señora Presidenta. Mario Bezares, acompañado por el «team mar» —alianza forjada en La Casa de los Famosos México—, demuestra que la química fuera del escenario se traduce en magia actoral. Gala Montes, Karime Pindter y Arath de la Torre no solo apadrinaron su debut protagónico, sino que entregaron un conmovedor reconocimiento: Este personaje no pudo haber quedado en mejores manos, confesó De la Torre tras la función.

Un desafío técnico y emocional

Interpretar a los mellizos Martina y Martín exige más que memorizar líneas. Bezares relata con humor los detalles: Vestirse de mujer implica dominar hasta el french de las uñas. Su experiencia previa en la temporada pasada —donde Arath encarnó al protagonista— le dio perspectiva: Mayito está feliz haciendo cosas diferentes, como los grandes, reflexiona, evocando a íconos como Gonzalo Vega. La producción de Alejandro Gou en el Teatro Royal Pedregal potencia este enredo cómico donde los secretos familiares y el doble juego de identidades arrancan carcajadas.

El elenco que respira complicidad

La incorporación de Jessica Segura y la influencer Herly —cuya sorpresiva habilidad escénica robó ovaciones— enriquece una trama ya sólida. Ingrid Martz, veterana del proyecto, destaca: Cinco meses en cartelera no son casualidad. Entre bambalinas, la dinámica ha evolucionado; Susy Lu confiesa: Antes jugábamos en los descansos, ahora Mario apenas se cambia entre escenas. La obra, que explora temas como la insatisfacción marital y el arte como fachada, se sostiene en un ritmo impecable gracias a las intervenciones de Altagracia (Herly), el ama de llaves cómica.

Mario se ve acinturado y meticuloso —asegura Gala Montes—. No necesitó consejos para brillar.

Con funciones los fines de semana, este montaje confirma que el teatro de enredos sigue vigente cuando se combinan oficio y pasión. Bezares lo resume así: El team mar es hermandad, no solo un reality. Una lección que, como en el arte, trasciende las tablas.