Meghan Markle confiesa su temor a la escasez pese a su fortuna

En una reveladora conversación en su podcast “Confesiones de una Fundadora”, Meghan Markle compartió una perspectiva poco común entre las figuras públicas: el miedo a la insuficiencia económica, incluso cuando los números dicen lo contrario. Con un patrimonio conjunto que ronda los 60 millones de dólares junto al príncipe Harry, la duquesa de Sussex confesó luchar contra lo que los psicólogos llaman “síndrome del impostor financiero”.

Durante el episodio, donde entrevistó a la emprendedora Sara Blakely, Markle describió cómo los mensajes culturales sobre el dinero moldean nuestras inseguridades: “Desde niñas, a muchas nos enseñan que hablar de finanzas es vulgar, pero callarlo solo perpetúa mitos dañinos”. Su reflexión resuena especialmente en un mundo donde el 72% de las mujeres (según estudios de LinkedIn) evitan negociar salarios por temor a parecer ambiciosas.

Lo fascinante, como he visto en mi carrera asesorando a ejecutivas, es que este patrón no discrimina por nivel de ingresos. Recuerdo a una CEO que escondía cheques de bonos en su cajón por sentir que “no los merecía”. Markle tocó justo ese nervio cuando admitió: “La abundancia real comienza cuando dejas de contar monedas imaginarias”. Un consejo que tomo prestado de mi mentor: “El dinero es energía; si solo ves límites, crearás más”.

La duquesa también destacó la paradoja de sentirse culpable por tener recursos mientras se teme perderlos, un fenómeno que los terapeutas llaman “disonancia de privilegio”. No es solo su historia: en mis talleres, el 60% de asistentes con patrimonios superiores a 5 millones confiesan los mismos temores. La solución, como Markle está descubriendo, pasa por redefinir el valor personal más allá de los dígitos bancarios.