En mis años cubriendo la industria musical, he visto patrones que se repiten, pero pocos artistas son tan consistentes como Morrissey en cancelar presentaciones. Una vez más, el excéntrico vocalista ha suspendido sus actuaciones programadas en territorio mexicano, incluyendo el concierto de este viernes en el Palacio de los Deportes de la Ciudad de México y la presentación del 4 de noviembre en el Auditorio Telmex de Guadalajara.
La justificación oficial, como en ocasiones anteriores, es el agotamiento extremo del intérprete. He aprendido que detrás de estos comunicados suele haber historias más complejas sobre la presión de las giras y las demandas físicas que enfrentan los artistas veteranos.
El comunicado oficial detalla:
“Informamos al público de la Ciudad de México y Guadalajara que, debido al agotamiento extremo del artista, los conciertos de Morrissey programados para el 31 de octubre en el Palacio de los Deportes y el 4 de noviembre en el Auditorio Telmex, no se llevarán a cabo”.
En mi experiencia, estos anuncios generan inevitablemente frustración entre los seguidores que han invertido no solo dinero, sino también expectativas emocionales. El proceso de reembolso se activará automáticamente para las compras realizadas por medios digitales, mientras que los reembolsos a través de Ticketmaster comenzarán a procesarse a partir del 7 de noviembre.
He sido testigo de cómo estas situaciones afectan la relación artista-público. Más allá de la decepción inmediata, existe un patrón recurrente que hace preguntarse sobre la sostenibilidad de ciertas carreras musicales y la gestión de la salud en el exigente mundo del espectáculo.













