Tras más de cinco décadas de una trayectoria repleta de galardones y presentaciones junto a las figuras más célebres de la música, la historia parecería estar completa. Pero, ¿qué sueño persiste en el corazón de un artista que lo ha conseguido casi todo? La respuesta nos lleva por un camino de humildad y un anhelo guardado celosamente.
Contrario a la narrativa establecida, Napoleón Jiménez, el venerado “Poeta de la canción”, confesó que una aspiración musical había eludido su larga carrera: una colaboración con la legendaria agrupación mexicana, el Mariachi Vargas de Tecalitlán. Este deseo, finalmente, ha sido materializado en su más reciente producción discográfica, “De corazón mexicano”.
¿Qué impulsa a un ícono a seguir buscando nuevos retos? Durante la presentación del álbum, el intérprete de “Vive” desveló la profundidad de este logro, remontándose a sus orígenes. “Después de haber sido boleador de zapatos y vendedor de periódicos”, reflexionó con una mezcla de asombro y escepticismo, “¿quién iba a decir o creer que ahora estoy en el mismo escenario que los integrantes del Mariachi Vargas de Tecalitlán, a quienes siempre he admirado?”.
La investigación revela que el proyecto no es una simple compilación. Se trata de una reinvención de sus éxitos más emblemáticos—como “Pajarillo”, “Hombre” y “Eres”—reinterpretados con el auténtico sello sonoro del mariachi. Pero el material va más allá de los temas conocidos; incluye dos piezas inéditas que escriben un nuevo capítulo en su legado: “Deja tocar tus manos”, una composición de su hijo José María, y “Si tú me quisieras”.
El testimonio del artista no es solo de alegría, sino de una genuina incredulidad. “Nunca imaginé que iba a grabar un disco con ustedes. Me siento muy honrado”, declaró, una afirmación que cuestiona la noción de que los sueños tienen fecha de caducidad. Esta colaboración no es solo un hito biográfico para Jiménez; es un recordatorio de que las verdaderas pasiones artísticas nunca se extinguen, solo aguardan el momento preciso para ser reveladas.