Nodal intenta lavar su imagen y las redes no perdonan

En un giro digno de un culebrón turco, el cantante Christian Nodal ha decidido que, si la vida le da limones, los convierta en un spin-off de telenovela. Su última aparición junto a El Mariana, el streamer favorito de las masas digitales, ha desatado un tsunami de indignación entre los fieles seguidores del influencer, quienes no pueden creer que su ídolo se preste a lo que ellos consideran un lavado de imagen en toda regla.

Nodal, otrora el niño prodigio de la música regional mexicana, pasó de ser el golden boy de los escenarios a convertirse en el protagonista involuntario de un reality show sentimental que nadie pidió. Desde su ruptura con Belinda hasta su fugaz romance con Cazzu (con quien procreó a su hija Inti) y su posterior giro hacia Ángela Aguilar, el intérprete ha demostrado que su vida personal es más adictiva que una bolsa de churros recién hechos… y igual de grasosa.

Pero lo que realmente ha encendido las redes es su estrategia de relaciones públicas, digna de un manual de supervivencia para celebridades en desgracia. Contrató a su antiguo mánager, resucitó su relación con los medios y ahora se pasea por podcasts como si fueran estaciones de penitencia. Su visita al programa de El Mariana, donde incluso cantaron juntos el clásico de Joan Sebastián, fue la gota que derramó el vaso de paciencia de los fans.

Las críticas no se hicieron esperar: desde acusaciones de hipocresía masculina hasta memes comparando su carrera con un globo desinflándose. “Lo peor es darte cuenta de que incluso tus favoritos van a apoyar a ese tipo de escorias humanas”, escribió un usuario, mientras otro confesó: “Me gusta como canta, pero me cae como patada en los dientes”.

Lo irónico es que, en su desesperado intento por reconquistar al público, Nodal ha logrado lo contrario: convertirse en el villano favorito de las redes, un papel que, al menos, le garantiza más atención que cualquier canción nueva. Mientras tanto, El Mariana enfrenta su propia crisis de credibilidad, demostrando que en el mundo digital, la lealtad de los fans es tan duradera como un tweet viral.

Moraleja: en la era del cancel culture, incluso los memes tienen memoria… y muy mala leche.