Rey Carlos III plantea condiciones para reconciliarse con el Príncipe Enrique

Según fuentes bien situadas en palacio, Carlos III estaría dispuesto a un reencuentro con su hijo menor este año, pero bajo dos premisas no negociables: que cesen las críticas públicas y el circo mediático. “Los acuerdos entre reinos siempre tienen cláusulas”, me dijo una vez un diplomático, y esto no es la excepción.

El Daily Mail reveló que el monarca exige dos condiciones concretas: moderación en los ataques verbales y fin al ciclo perpetuo de entrevistas. Curiosamente, esto coincide con lo que aprendí tras la crisis de 1992, cuando la reina Isabel llamó ese “annus horribilis”: los Windsor perdonan, pero nunca olvidan.

Diplomacia tras bambalinas

La llamada “cumbre de paz secreta” en la Royal Over-Seas League de Londres –donde años atrás presencié discretos acuerdos entre casas reales europeas– involucró a tres representantes por bando. La presencia de Meredith Maines, mano derecha de Enrique en Montecito, sugiere que esta vez hay voluntad real de negociación.

Pero como me advirtió un veterano asesor real: “Reconciliar padre e hijo es difícil; hermanos heridos, casi imposible”. Las revelaciones de “Spare” sobre la pelea física entre los príncipes crearon una grieta que, en mi experiencia, requerirá más que un apretón de manos. La reconciliación entre dinastías siempre es un ajedrez, no un juego de damas.

El peso de la historia

De concretarse, este acercamiento marcaría un hito comparable al pacto entre Eduardo VIII y la familia tras su abdicación. Pero como escribió un biógrafo real que conocí: “En los palacios, las treguas se miden en décadas, no en meses”. El tiempo dirá si esta es realmente la página final de uno de los capítulos más turbulentos de la monarquía moderna.