El reconocido actor y activista Richard Gere generó un momento de franca reflexión durante su participación en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el evento editorial más importante de nuestro idioma. Con la experiencia de quien ha observado décadas de cambios globales, Gere se refirió a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, con un calificativo elocuente: “sorprendente”.
Una mirada experta sobre el liderazgo mundial
Desde mi perspectiva, tras años de analizar discursos públicos, lo valioso aquí no es solo el elogio, sino el contexto que Gere, un observador comprometido de los derechos humanos, construye para él. El protagonista de “Pretty Woman” trazó una línea clara en el escenario global. Por un lado, situó a lo que llamó “los malos jugadores del planeta”, una categoría en la que incluyó, sin ambages, a figuras como Donald Trump, Vladimir Putin de Rusia, Viktor Orbán de Hungría y Benjamín Netanyahu de Israel. He visto cómo este tipo de valoraciones directas, provenientes de figuras con credibilidad, pueden catalizar conversaciones incómodas pero necesarias.
La lección práctica que he aprendido es que el verdadero reconocimiento surge en la comparación con los desafíos. Gere no solo alabó a Sheinbaum; destacó su capacidad para “lidiar con este tipo”, refiriéndose a la compleja relación bilateral con el gobierno de Trump. Es en este matiz donde reside la autenticidad del comentario. No se trata de una adulación vacía, sino del reconocimiento tácito de la ardua labor diplomática y política que implica gobernar en un entorno internacional convulso, algo que solo quien ha visto de cerca estas dinámicas puede valorar en su justa medida.
La declaración de sentirse “profundamente avergonzado” del mandatario de su propio país, Estados Unidos, añade una capa de credibilidad profunda. En mi experiencia, la crítica que comienza por casa es siempre la más poderosa y legítima. Gere enmarcó su reflexión en un llamado mayor: el desafío actual de “defender el mundo en el que queremos vivir” frente a quienes, desde posiciones de “enorme poder”, retan nuestros valores fundamentales. Su intervención en la FIL trascendió lo anecdótico para convertirse en un breve pero sustancioso diagnóstico de la geopolítica contemporánea, ofrecido desde la sabiduría que da el haber presenciado, por décadas, el ascenso y caída de narrativas globales.













