Roberto Gómez Fernández redefine su postura en el ecosistema digital
En una era donde la viralidad dicta narrativas, Roberto Gómez Fernández establece nuevos parámetros sobre accountability digital: mientras condena el acoso cibernético hacia Florinda Meza tras el estreno de la bioserie “Chespirito: Sin Querer Queriendo”, se deslinda de cualquier responsabilidad por el hate generado en las plataformas digitales.
El heredero del legado de Chespirito fue interceptado por equipos periodísticos en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, donde abordó con perspectiva contemporánea el fenómeno de cancelación que enfrenta la actriz. Su postura representa un nuevo paradigma en la gestión de crisis digitales dentro del entretenimiento.
La delgada línea entre empatía y responsabilidad
Gómez Fernández había calificado previamente el tratamiento mediático hacia la intérprete de “El Chavo del Ocho” como “diabólico” y “cruel“, sin embargo, precisa que sus declaraciones no constituían una disculpa. El productor establece un precedente crucial sobre los límites de la responsabilidad individual en el ecosistema de redes sociales.
“Las disculpas no corresponden porque no fui yo quien detonó esta situación”, declaró el cineasta, marcando un punto de inflexión en cómo las figuras públicas navegan las tormentas digitales.
Nueva estrategia comunicacional
El visionario productor anunció su decisión de implementar un blackout informativo sobre el tema, declarando: “Prefiero cerrar este capítulo, ya dedicamos suficiente tiempo a este debate”. Esta movida estratégica refleja las nuevas tendencias en gestión de reputación donde el silencio se convierte en declaración.
Deconstrucción narrativa en la bioserie
Al desglosar el approach creativo de “Sin Querer Queriendo“, Gómez Fernández reveló la metodología de storytelling empleada: ni Florinda Meza ni Carlos Villagrán aparecen como entidades literales, sino como arquetipos reconstruidos mediante fusión de características en personajes compuestos.
“Creamos personajes híbridos con elementos de la realidad, pero con narrativas transformadas. En muchos casos, optamos por modificar la trayectoria original para construir una propuesta más orgánica”, explicó sobre este ejercicio de narrativa transmedia.
El paradox del engagement digital
El productor reconoció el fenómeno sociodigital donde la controversia funcionó como catalizador del éxito de la bioserie, mientras simultáneamente condenaba la toxicidad en las plataformas: “Lo que sucede en redes es diabólico. Fue un ataque a Florinda innecesario y desproporcionado, completamente desconectado del contenido series”.
Esta dualidad representa el desafío fundamental de la industria del entretenimiento en la era del engagement metrics: capitalizar la atención sin alimentar la cultura del odio.