Rosalía defiende su silencio sobre Gaza mientras la polémica crece

Rosalía defiende su silencio sobre Gaza mientras la polémica crece

La artista manifestó respeto hacia quienes dedican su vida a causas sociales.

En un mundo donde los influencers resuelven guerras con hashtags y los diseñadores dictan moral desde sus atriles, Rosalía cometió el pecado capital del siglo XXI: guardar silencio. Miguel Adrover, autoproclamado juez de la corrección política, sentenció: El silencio es complicidad, como si condenar un genocidio en Instagram fuera equivalente a enviar cascos azules.

La Motomami, acorralada por la turba de twitteros con banderas palestinas en sus bios pero sin donar un euro a Médicos Sin Fronteras, soltó un comunicado digno de la ONU: No usar mi plataforma como ustedes quieren no significa que no me importe. Una revelación revolucionaria: ¡las celebridades también son humanas! (aunque algunas solo en su biografía verificada).

Con ironía fina, cuestionó la jerarquía de la indignación: ¿Por qué señalar a artistas y no a los que bombardean hospitales?. Aquí la lección: en el circo moderno, es más fácil cancelar a una cantante que exigir cuentas a un gobierno. Eso sí, Adrover —cuya última colección incluía camisetas Free Palestine hechas en talleres de dudosa ética— mantuvo su boicot épico: No trabajaré con quien no hable. Bravo. Gaza duerme más tranquila.

Rosalía cerró con un agradecimiento a los verdaderos activistas, esos que no necesitan likes para salvar vidas. El colmo: su mensaje fue tachado de insuficiente por los mismos que condenan guerras entre pausas de publicidad. Así funciona la justicia de redes: exigir empatía… pero con límite de caracteres.

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