Un tribunal federal negó este miércoles la libertad bajo fianza a Sean “Diddy” Combs, consolidando el encarcelamiento del icónico productor musical mientras aguarda sentencia por delitos vinculados a explotación sexual. La resolución llega tras un juicio que expuso las facetas más oscuras del imperio construido por el exmagnate de Bad Boy Records.

El jurado, en un veredicto controvertido, lo halló culpable de facilitar prostitución interestatal —cargo que acarrea hasta una década de prisión— pero lo exoneró de acusaciones más graves como tráfico humano y crimen organizado. Sus abogados, argumentando un cambio en el panorama legal, solicitaron su liberación con una fianza millonaria, pero los fiscales destacaron su historial violento y conexiones internacionales como motivos para mantenerlo tras las rejas.

El juez Arun Subramanian fue contundente: “Las pruebas demostraron un patrón de conducta predatoria”, refiriéndose a testimonios sobre agresiones físicas a exparejas como Cassie Ventura. Durante la lectura del fallo, Combs —vestido con un traje azul marino— permaneció impasible, aunque horas antes había orado visiblemente aliviado al escuchar los “no culpable” por los cargos capitales.

Un legado manchado

Este episodio marca el colapso definitivo de la meticulosa imagen pública cultivada durante décadas por Combs. De ser el arquitecto del hip-hop moderno y empresario multimillonario, su nombre ahora se asocia a escándalos que revelan la hipocresía de una industria musical donde el poder encubre abusos sistemáticos.

Testimonios durante el juicio detallaron fiestas con drogas, redes de prostitución de alto nivel y viajes en jet privado para encuentros sexuales. Aunque la defensa insistió en el consentimiento de los participantes, los fiscales presentaron evidencias de coerción y un modus operandi que aprovechaba desequilibrios de poder.

¿Justicia selectiva?

Analistas legales señalan la ironía: Combs evade la cadena perpetua, pero su condena simboliza un cambio de era. Mientras el movimiento #MeToo sacude el entretenimiento, este caso cuestiona por qué figuras poderosas operan décadas bajo impunidad. ¿Fue el veredicto un compromiso político? ¿O refleja las limitaciones de un sistema que penaliza solo lo demostrable?

Con una sentencia prevista para noviembre, Combs ya ha cumplido nueve meses de reclusión. Sus abogados proyectan una condena de dos años, aunque los fiscales exigen el doble. Más allá de los números, el daño reputacional es irreversible: sus marcas de vodka y ropa cortaron lazos, y el Salón de la Fama del Hip-Hop retiró sus distinciones.

En la sala, mientras los simpatizantes celebraban los veredictos favorables con abrazos, quedó claro que incluso para un titán como Puff Daddy, algunas caídas no tienen resurrección.