Shakira ora mientras Texas se ahoga en indiferencia climática

En un giro conmovedor de los acontecimientos, Shakira, conocida por su capacidad de hacer vibrar caderas y ahora corazones, ha decidido sumarse al elenco de celebridades que rezan por Texas. Mientras el agua subía ocho metros en menos de una hora —quizá queriendo emular el éxito viral de sus canciones—, 27 niñas desaparecieron en un campamento cristiano. Irónicamente, el río Guadalupe eligió el momento más devoto para demostrar que la naturaleza no entiende de oraciones.

El alcalde Joe Herring, con la voz más quebrada que un pacto fiscal, advirtió sobre un día difícil. Mientras, el sheriff Lethia prometió recursos ilimitados, aunque no especificó si incluían pensamientos positivos o solo botes inflables. Por su parte, Donald Trump anunció en Truth Social que su esposa Melania también estaba rezando, seguramente entre susurros de “¡qué más da!” y fotos en dorado.

Los científicos, esos aguafiestas profesionales, recordaron que el cambio climático —ese invento chino— está convirtiendo las catástrofes en eventos recurrentes, como los lanzamientos de perfumes de las estrellas. Mientras Texas se hundía, Shakira aterrizó en San Antonio para ofrecer su más valioso recurso: oraciones. Porque, como bien sabe la industria discográfica, nada soluciona una crisis como un buen single espiritual.

Entre escombros y lágrimas, la pregunta flota más que las víctimas: ¿Cuántas tragedias harán falta para que los líderes cambien plegarias por políticas? Mientras tanto, el río Guadalupe sigue su curso, indiferente a los trending topics y a los discursos vacíos. Al menos, eso sí, con mejor ritmo que algunos gobernantes.