Stellan Skarsgård revela su método actoral único
¿Qué impulsa a un actor consagrado a rechazar volver a ver su propio trabajo? Stellan Skarsgård, el legendario intérprete sueco, guarda un principio inquebrantable que desafía la naturaleza narcisista de la industria cinematográfica.
Durante una reveladora conferencia de prensa en el Festival Internacional de Cine de Morelia, Skarsgård desveló su particular filosofía: “No vuelvo a ver las películas en las que he participado”. Esta postura profesional, ¿responde a una vulnerabilidad oculta o a una sabiduría acumulada tras siete décadas de vida?
El protagonista de “Andor” y “Ninfomanía” argumenta con convicción que no encuentra sentido en revivir interpretaciones pasadas, independientemente de su calidad. “Soy la suma de todos mis errores y debo vivir con ellos”, confesó el artista, sugiriendo que cada actuación representa un momento irrepetible en su trayectoria.
Al profundizar en su metodología, Skarsgård distinguió entre personajes complejos y aquellos carentes de matices. “Excepto en algunos roles, no son totalmente malos“, explicó, antes de referirse a su emblemático villano en Duna: “Algunos personajes, como este, no tienen trasfondo psicológico, simplemente son horripilantes”.
El veterano actor visita el certamen michoacano para presentar “Sentimental Value“, su más reciente largometraje donde encarna a un director cinematográfico que busca reintegrarse a la industria con ayuda de una de sus hijas, mientras enfrenta la envidia de la otra. “Mi personaje no percibe que realmente intenta conectar con su hija”, reveló Skarsgård sobre este filme que llegará a las salas mexicanas el próximo 25 de diciembre.
Con una filmografía que supera las 50 producciones, el septuagenario compara su oficio con el juego infantil: “Siempre he intentado divertirme como un niño en su cajita de arena”. Esta perspectiva lúdica le permite transitar con igual pasión desde comedias musicales como “Mamma Mia” hasta dramas intensos, describiéndolos como “platillos diferentes en un buen menú”.
El reconocimiento a su trayectoria se materializó cuando develó una butaca con su nombre que permanecerá en una de las salas de Cinépolis Centro, sede principal del festival. Pero más allá de los honores, Skarsgård guarda palabras elogiosas para la ciudad que lo acoge: “Morelia es fantástica, me muero de ganas por regresar. Es una ciudad maravillosa y agradezco cada segundo aquí”.
La revelación final surge al conectar los puntos: Skarsgård no evade sus trabajos por desinterés, sino porque comprende que el verdadero arte reside en el momento de la creación, no en su contemplación posterior. Su legado no se mide en escenas memorables, sino en la autenticidad de cada interpretación, incluso aquellas que prefiere dejar atrás.