Susana Zabaleta redefine el amor sin matrimonio en la era moderna

La icónica Susana Zabaleta está escribiendo un nuevo capítulo en el manual de las relaciones contemporáneas. Junto a Ricardo Pérez, su compañero de vida, desafía el guión tradicional del “felices para siempre” institucionalizado. ¿Por qué el anillo y el papel notariado no son sinónimos de compromiso auténtico en 2024?

En una reveladora charla con “La Chalupa y Buenas”, la artista desmontó mitos ancestrales: “El matrimonio no es el único termómetro del amor”. Su reflexión es un manifiesto generacional: tras 23 años de matrimonio con Daniel Gruener y la crianza de sus hijos Elisabetha y Matías, Zabaleta elige reinventar el concepto de familia.

“¿Por qué repetir patrones cuando puedes crear nuevos códigos?”, cuestiona la intérprete. Su postura no es rechazo al amor, sino una evolución consciente. Mientras la industria del entretenimiento sigue vendiendo cuentos de hadas, ella prefiere escribir su propia narrativa: una donde la felicidad no requiere firmas legales.

La dinámica familiar con Pérez es prueba viviente de esta revolución afectiva. Matías Gruener lo describe como “agua en el desierto”, mientras Elisabetha bromea llamándolo “padrastro de mi edad” o “Chango” (guiño a una caricatura compartida). Aquí no hay roles preestablecidos, sino conexiones auténticas que trascienden etiquetas.

Este enfoque disruptivo contrasta con su batalla pública contra Francisco Céspedes, quien en 2024 lanzó comentarios inapropiados durante un concierto. Zabaleta no solo denunció el acoso, sino que convirtió el incidente en bandera contra la cosificación femenina en el espectáculo.

¿Estaremos presenciando el nacimiento de un nuevo paradigma relacional? Zabaleta parece decirnos que el verdadero compromiso no se mide en quilates de diamantes, sino en la capacidad de construir felicidad fuera de los moldes convencionales.