Un abrazo en París desmiente la guerra fría jacksoniana
En un giro digno de los tratados de paz más elaborados, las altas esferas de la aristocracia pop fueron testigos de un acontecimiento histórico: Janet Jackson y su sobrina Paris protagonizaron un acercamiento diplomático que, momentáneamente, suspendió la guerra fría familiar de la que tanto ha especulado la prensa del corazón. El escenario elegido para esta cumbre no fue la ONU, sino el mucho más frívolo y significativo campo de batalla de la Semana de la Moda de París.
La tía y la sobrina, dos legados vivientes del trono vacante del Rey del Pop, compartieron unos instantes de tregua en los prolegómenos del desfile de Tom Ford para la colección Primavera/Verano 2026. Este encuentro marca su primera aparición pública conjunta desde 2022, un éxodo mediático que había alimentado toda clase de teorías sobre cismas y disputas por el vasto, aunque invisible, reino jacksoniano.
Tras el ascenso al Olimpo celestial de la figura patriarcal, Michael Jackson, los rumores sobre un cisma generacional entre la estirpe directa y la rama colateral de la familia se convirtieron en el maná de los tabloides. No obstante, en un acto de puro teatro reconciliatorio o de genuino afecto (elija el lector según su nivel de cinismo), Paris se abalanzó sobre Janet en un abrazo que los medios internacionales, actuando como notarios públicos del espectáculo, certificaron como “efusivo”. Por su parte, la cantante, en un ejercicio de contención propia de un estado mayor, correspondió al gesto con una sonrisa y un lento cerrar de ojos, como si estuviera sellando un pacto o simplemente rezando para que los flashes cesaran.
Ambas embajadoras de la saga vistieron, como corresponde a un armisticio, de riguroso negro. Tom Ford armó a la joven Paris con el calzado puntiagudo y los anillos dorados de una guerrera de la moda, mientras que Janet, la matriarca en funciones, optó por la imponente coraza de un blazer y una falda larga de satén. No hubo confirmación oficial sobre si compartieron trinchera (o butaca) durante el desfile, dejando a las masas en vilo sobre la solidez de esta paz de pasarela.