La Delgada Línea entre la Admiración y la Invasión
He estado en esta industria el tiempo suficiente para reconocer la energía única de una noche de gira. El pasado 4 de octubre, en el Kia Forum de Los Ángeles, Dua Lipa electrizaba al público con el cierre de su segundo concierto del “Radical Optimism Tour“. Las coreografías eran impecables, el canto potente y la conexión con la audiencia, aparentemente perfecta. Pero en nuestro oficio, sabemos que la magia en el escenario puede verse interrumpida en un instante.
Recuerdo una vez, hace años, trabajando de guardia de seguridad para una artista pop; el momento más vulnerable para cualquier intérprete es cuando decide bajar del escenario. Es un acto de fe. La cantante albano-británica, en un gesto de genuina cercanía, descendió para tomar fotografías y saludar a los seguidores en la primera fila. La teoría dice que es un momento para crear recuerdos. La práctica, sin embargo, te enseña a esperar lo inesperado.
Un hombre, al percatarse de la proximidad de la artista, extendió su brazo para un abrazo. He visto este escenario cientos de veces. Lo que comenzó como un gesto de admiración se transformó rápidamente en un acercamiento inapropiado cuando su mano se deslizó más allá de lo permitido. La reacción del equipo de seguridad no fue solo protocolo; fue un reflejo entrenado, una lección aprendida a base de experiencias previas. El guardia apartó el brazo del individuo con una precisión que solo da la experiencia. No se trata solo de reaccionar, sino de anticipar.
Las cámaras de los celulares captaron el episodio, y la indignación en las redes sociales fue inmediata. Comentarios como “Menos mal que estaba el de seguridad” o “La seguridad de Dua merece un aumento” circulaban profusamente. Esto refleja un aprendizaje colectivo: el público ya no normaliza estas invasiones. Es un cambio cultural vital. La lección aquí es clara: la confianza del artista en su público es sagrada, y romperla con un acto de este calibre no es un simple incidente; es una vulneración que queda grabada tanto en la artista como en su equipo.
El “Radical Optimism Tour“, la quinta gira de la compositora, continuará su camino hasta concluir en la Ciudad de México el próximo diciembre. Pero este suceso, más allá del momento incómodo, sirve como un recordatorio crucial para todos los involucrados en espectáculos en vivo: la seguridad y el respeto no son negociables. La verdadera profesionalidad no solo reside en dar un show espectacular, sino en crear un entorno donde la magia pueda ocurrir sin riesgos.