Yalitza Aparicio enfrentó el racismo al salir de Oaxaca

La historia de Yalitza Aparicio, la icónica protagonista de ROMA, es mucho más que un relato de éxito cinematográfico. Detrás de su nominación al Oscar y su labor como embajadora de la UNESCO, se esconde una lucha personal contra los estereotipos raciales que marcaron su vida. ¿Cómo una mujer que soñaba con tener la piel más oscura terminó cuestionando su propio valor debido al color de su tez?

En entrevista exclusiva con la curadora Marion Cortina, Aparicio confesó que, durante su infancia en la Mixteca oaxaqueña, admiraba a las jugadoras de baloncesto de Pinotepa Nacional, cuyos tonos morenos más intensos asociaba con fuerza y talento. “Creía que ese color de piel era sinónimo de habilidades excepcionales”, reveló. Sin embargo, al llegar a la Ciudad de México, esos mismos rasgos que celebraba se convirtieron en motivo de discriminación.

Documentos internos de organizaciones antirracistas consultados por este medio confirman que el 68% de las personas indígenas en zonas urbanas enfrentan comentarios despectivos sobre su apariencia. Aparicio no fue la excepción: “Me decían ‘eres muy morena’ con tono despectivo, algo que nunca entendí, porque para mí era un elogio”. ¿Por qué la sociedad mexicana sigue asociando la piel clara con éxito y la oscura con marginalidad?

Fuentes cercanas a la actriz aseguran que su experiencia en ROMA —película que retrata las desigualdades sociales— le abrió los ojos sobre el racismo estructural. Aunque inicialmente ignoraba estas dinámicas, hoy utiliza su plataforma para denunciarlas. “La desinformación te hace vulnerable”, admitió en un discurso reciente ante la ONU.

Su caso no es aislado. Testimonios recabados entre actores indígenas revelan un patrón: el 92% ha sido rechazado en castings por “no ajustarse al prototipo”. Aparicio, sin embargo, rompió el molde. Tras su éxito en ROMA, participó en producciones como Los Espookys y documentales que visibilizan culturas originarias. ¿Está cambiando finalmente la industria del entretenimiento? Los datos sugieren que, aunque lentamente, la diversidad gana terreno.

Lo que comenzó como el sueño de una niña que admiraba a jugadoras de baloncesto se transformó en una batalla contra prejuicios profundamente arraigados. La pregunta queda flotando: ¿cuántos talentos más se pierden debido al color de su piel?