Un renacer festivo en la cuna del cristianismo
Miles de personas convergieron en la Plaza del Pesebre en Belén en Nochebuena, marcando un resurgimiento del espíritu navideño tras un paréntesis de dos años marcado por el conflicto. El simbólico árbol de Navidad, ausente durante la guerra entre Israel y Hamás, fue reinstalado, iluminando el epicentro de las celebraciones.
De la protesta silenciosa a la celebración colectiva
La urbe, venerada como el lugar de nacimiento de Jesús, había sustituido sus festividades tradicionales por instalaciones que reflejaban la devastación en Gaza. Este año, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, máxima autoridad católica en Tierra Santa, encabezó la procesión desde Jerusalén, proclamando una “Navidad llena de luz” y portando el saludo de la diezmada comunidad cristiana gazatí.
El ambiente, aunque esperanzador, no oculta la cruda realidad socioeconómica. En Cisjordania, territorio bajo ocupación israelí, el turismo—columna vertebral de Belén—comienza un lento regreso. La tasa de desempleo en la ciudad escaló del 14% al 65%, según el alcalde Maher Nicola Canawati, impulsando una diáspora local y el ingenio de emprendimientos digitales para vender artesanías palestinas.
Resiliencia y nuevos significados en un contexto fracturado
Para residentes como Georgette Jackaman, este día simboliza “el comienzo del regreso a la vida normal“. La celebración adquiere una capa de significado más profunda para una generación que ha crecido entre checkpoints y restricciones. Los desfiles de scouts, que los dos años anteriores marcharon en silencio como acto de protesta, recuperaron el sonido de las gaitas y el color del tartán, aunque el acceso siguió estando plagado de obstáculos en los puestos de control israelíes.
Visitantes internacionales, como Mona Riewer de Francia, acudieron movidos por un deseo de comprensión y solidaridad, encontrando en la festividad un potente símbolo de “esperanza en situaciones muy oscuras”. Esta narrativa de resiliencia se replicó en otros escenarios de Medio Oriente, desde el regreso del desfile en Nazaret hasta la reconquista del espacio en una iglesia ortodoxa griega en las afueras de Damasco, Siria, escenario de un mortífero ataque suicida.
Una festividad global con adaptaciones contemporáneas
Lejos de los focos del conflicto, la festividad demostró su capacidad de mutación y reinvención en la era digital. En la Costa Espacial de Florida, la tradición se fusionó con la cultura playera en el “Surf de Santas”, un evento de 17 años que combina caridad, disfraces y deporte, recaudando fondos para el Museo de Surf de Florida y organizaciones sin fines de lucro contra el cáncer. Este fenómeno ilustra cómo los rituales colectivos evolucionan, integrando nuevas identidades y causas sociales mientras mantienen su núcleo de comunidad y alegría.
El relato navideño del año emerge así como un mosaico de contrastes: un acto de resistencia política, un motor de recuperación económica local y un testimonio global de adaptación cultural, donde lo sagrado y lo secular, lo tradicional y lo disruptivo, coexisten en la búsqueda compartida de luz y reconstrucción.















