Miles de personas convergieron en la icónica Plaza del Pesebre en Belén, en un acto colectivo de resiliencia para celebrar la Navidad. Este evento marca un reinicio de las tradiciones tras un paréntesis de dos años de celebraciones restringidas por el conflicto en la vecina Franja de Gaza. El simbólico árbol navideño fue el eje de un desfile de scouts, cuyo sonido de gaitas llenó el aire, inyectando un nuevo impulso al espíritu festivo en la ciudad considerada la cuna del cristianismo.
¿Cómo se desarrolló la celebración en la ciudad sagrada?
El cardenal Pierbattista Pizzaballa, máxima autoridad católica en Tierra Santa, lideró la procesión desde Jerusalén. En su discurso, abogó por una “Navidad llena de luz” y transmitió un mensaje de solidaridad desde la comunidad cristiana de Gaza. “Tras dos años de oscuridad, necesitamos luz”, declaró ante una multitud diversa de fieles cristianos y musulmanes, reflejando un anhelo transversal de paz y normalidad.
El impacto socioeconómico y la adaptación en la era digital
Bajo la superficie festiva, la guerra ha dejado una huella profunda en la economía de Belén. Con una población donde el 80% depende directamente del sector turístico, la tasa de desempleo escaló hasta el 65% durante el punto álgido de la crisis. Emprendedores y guías locales, como Georgette y Michael Jackaman, vieron evaporarse sus ingresos. Forzados a una reinvención, migraron su sustento al ecosistema digital, canalizando la venta de artesanía palestina a través de plataformas en línea, un ejemplo de cómo la innovación y el comercio electrónico se convierten en herramientas de supervivencia y preservación cultural en contextos disruptivos.
