Un Destructor de Alta Tecnología Arriba al Caribe en un Momento de Máxima Tensión
Una unidad naval de última generación de la Armada de los Estados Unidos, el destructor de misiles guiados USS Gravely, ha atracado en Puerto España, la capital de Trinidad y Tobago. Este despliegue de poderío militar ocurre en un contexto donde la administración del presidente Donald Trump intensifica su postura frente al gobierno de Nicolás Maduro en la vecina Venezuela, marcando una escalada en la presión estratégica.
La presencia del USS Gravely se suma al acercamiento del portaaviones USS Gerald R. Ford hacia aguas venezolanas. Desde Caracas, el presidente Maduro ha calificado estos movimientos como una maniobra de Washington para fabricar un conflicto armado, acusándolos de intentar iniciar una “nueva guerra eterna” contra su nación.
Acusaciones y Ejercicios Militares
En una controvertida declaración, Trump ha vinculado a Maduro con la organización criminal Tren de Aragua, aunque sin presentar evidencia pública que respalde la acusación. Autoridades de Trinidad y Tobago y de Estados Unidos confirmaron que el buque permanecerá en la isla hasta el jueves para realizar ejercicios de entrenamiento conjunto, enfocados en operaciones de seguridad.
Reacciones y Alertas Internacionales
Un alto mando militar trinitense, bajo condición de anonimato, reveló a The Associated Press que estos ejercicios fueron agendados recientemente. En respuesta, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela emitió un comunicado advirtiendo que estas maniobras representan una “grave amenaza” para la estabilidad del Caribe y una “provocación hostil” directa.
El gobierno venezolano también alertó sobre la posibilidad de un supuesto “ataque de falsa bandera” en la frontera marítima con Trinidad, un escenario que, según su inteligencia, buscaría detonar un “enfrentamiento militar a gran escala” que involucraría a Colombia y otras naciones sudamericanas.
Posturas Políticas y Protestas Ciudadanas
La primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, ha justificado abiertamente la colaboración militar con Washington y las operaciones contra el narcotráfico cerca de las costas venezolanas. Por su parte, la encargada de negocios de la embajada estadounidense, Jenifer Neidhart de Ortiz, afirmó que el objetivo es “abordar amenazas compartidas como el crimen transnacional y desarrollar resiliencia”.
Este despliegue ha generado un fuerte rechazo entre sectores de la población local. David Abdulah, líder del partido Movimiento por la Justicia Social, encabezó una protesta frente a la embajada estadounidense, calificando la presencia del buque de guerra como una “abominación” dada la proximidad a Venezuela y la latente amenaza de un conflicto.
Diplomacia Regional en la Mira
Mientras el Caricom, el bloque comercial caribeño al que pertenece Trinidad, ha hecho un llamado al diálogo y la desescalada, la primera ministra Persad-Bissessar ha argumentado que la región dista de ser una zona de paz, citando los altos índices de homicidios y violencia criminal. La situación mantiene en vilo la estabilidad geopolítica de la cuenca del Caribe.















