EE.UU. ejecuta ataques antidroga en el Pacífico y confirma operación contra instalación en Venezuela

Las fuerzas militares de Estados Unidos confirmaron este lunes un nuevo episodio en su campaña extendida contra el narcotráfico en el hemisferio occidental. Según un comunicado del Comando Sur, publicado en la red social X, una embarcación considerada sospechosa fue atacada en aguas del Pacífico oriental. La justificación de la operación se basó en inteligencia que indicaba que la nave transitaba por rutas conocidas del narcotráfico y participaba activamente en estas actividades ilícitas. El resultado del enfrentamiento, según la versión oficial estadounidense, fue la muerte de dos individuos, a quienes el comunicado calificó de “narcoterroristas”. Este incidente se enmarca en una ofensiva más amplia que, según datos recopilados, ha resultado en la muerte de al menos 107 personas desde el pasado mes de septiembre. La estrategia se centra en interceptar y destruir embarcaciones que, según Washington, son utilizadas para el transporte de drogas, aunque la presentación pública de pruebas concretas sobre cada caso ha sido limitada.

Paralelamente, el presidente Donald Trump introdujo un elemento significativo y novedoso en esta campaña. Durante un encuentro con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en su residencia de Mar-a-Lago, Trump afirmó que Estados Unidos destruyó lo que describió como un área de atraque o muelle en Venezuela, utilizado supuestamente para cargar drogas en embarcaciones. “Hubo una gran explosión en el área del muelle donde cargan las embarcaciones con drogas”, declaró a los periodistas presentes. Con estas palabras, el presidente insinuó lo que podría constituir la primera incursión terrestre de esta ofensiva militar, marcando una escalada en las tácticas empleadas. Trump fue gráfico en su descripción: “Así que atacamos todas las embarcaciones y ahora atacamos el área, es el área de implementación (…) Y eso ya no existe”. Sin embargo, su declaración careció de detalles operativos cruciales. No aclaró si la acción fue ejecutada por las fuerzas armadas regulares o por agencias de inteligencia como la CIA, ni precisó la ubicación exacta del blanco, limitándose a señalar que fue “a lo largo de la costa” venezolana.

Estas declaraciones parecen ampliar unos comentarios previos hechos por Trump en una entrevista radial el viernes anterior. En esa ocasión, al ser preguntado sobre las operaciones contra el narcotráfico, mencionó: “Tienen una gran planta o una gran instalación desde donde envían, ya saben, de donde salen los barcos”. Y añadió, en referencia a ese objetivo: “Hace dos noches la hicimos volar por los aires.

 

Así que los golpeamos muy duro”. El presidente no ofreció entonces, ni lo ha hecho después, coordenadas o información específica que permita una verificación independiente del hecho. La ausencia de una postura oficial inmediata por parte del gobierno de Venezuela sobre este incidente concreto añade un velo de opacidad a los eventos. Mientras tanto, el Pentágono optó por remitir todas las consultas sobre el tema a la Casa Blanca, la cual, al cierre de esta información, no había proporcionado una explicación detallada o respuesta a las solicitudes de comentario.

Este episodio se produce en un contexto de presión máxima por parte de la administración Trump contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro. Washington ha acusado formalmente a Maduro de liderar una estructura denominada “Cartel de los Soles”, atribuyéndole la dirección de un esquema de narcotráfico a gran escala. Como parte de esta confrontación, el Departamento de Estado ofrece una recompensa de hasta 50 millones de dólares por información que conduzca a su captura y condena.

 

La estrategia estadounidense combina, por tanto, medidas de carácter jurídico y económico con operaciones militares directas, estas últimas ejecutadas principalmente en aguas internacionales del Pacífico y el Caribe. La mención a un ataque terrestre dentro del territorio venezolano, de confirmarse, representaría un salto cualitativo de enorme sensibilidad, ya que toca directamente los principios de soberanía nacional y no intervención, pilares del derecho internacional. La ambigüedad deliberada en las declaraciones presidenciales deja abiertas numerosas interrogantes sobre las reglas de enfrentamiento, el marco legal que ampara estas acciones y sus posibles consecuencias geopolíticas en una región ya de por sí convulsa.

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