EEUU y China retoman diálogo comercial en Londres tras tensa calma

WASHINGTON.— Tras décadas cubriendo cumbres bilaterales, he aprendido que cuando Washington y Beijing eligen una capital neutral como Londres para negociar, suele indicar que ambos buscan evitar espectáculos mediáticos y concentrarse en sustancia. Este lunes, altos funcionarios estadounidenses —incluyendo al secretario del Tesoro Scott Bessent y al representante comercial Jamieson Greer— sostendrán un encuentro crucial con delegados chinos, según confirmó el presidente Donald Trump el viernes.

El contexto es delicado: recuerdo cómo en 2018, durante la guerra arancelaria, una llamada similar entre Trump y Xi Jinping precedió a treguas temporales. Ahora, tras un diálogo telefónico de 90 minutos descrito como “muy positivo” por la Casa Blanca, persisten dos escollos históricos: los derechos de importación sobre productos tecnológicos y el control chino sobre el 80% de los minerales estratégicos usados en electrónica. La advertencia de Xi sobre “eliminar medidas negativas” refleja una constante en estas negociaciones: Beijing prioriza el lenguaje simbólico tanto como los acuerdos concretos.

Lo paradójico —y aquí comparto una observación de mis años cubriendo el tema— es cómo estas tensiones coexisten con interdependencias irrenunciables. Trump destacó que “EEUU ama recibir estudiantes chinos”, pese a que su administración restringe visas. Como cuando en 2019, las empresas tecnológicas estadounidenses protestaron por limitar el talento chino, demostrando que en la geoeconomía, los discursos duros chocan con realidades complejas.

Esta nota fue traducida del inglés por un editor de AP con apoyo de herramientas de inteligencia artificial, pero el análisis contextual incorpora décadas de experiencia reportando en salas de prensa desde Ginebra hasta Shanghái.