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Internacional

El Departamento de Estado anuncia una reestructuración radical bajo la administración Trump

Una transformación profunda en la diplomacia de EE.UU. revela cambios estratégicos y recortes sin precedentes.

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En mis años cubriendo la política exterior estadounidense, pocas veces he visto una reorganización tan ambiciosa como la que acaba de anunciar el Departamento de Estado. El jueves, la agencia notificó al Congreso un plan que va más allá de lo anticipado, con recortes del 18% en el personal local y la eliminación de programas clave, incluyendo aquellos vinculados a refugiados y derechos humanos. Como alguien que ha seguido de cerca las tensiones entre diplomacia y presupuesto, esto marca un punto de inflexión.

La carta obtenida por The Associated Press detalla una estrategia que refleja la visión del presidente Donald Trump: reducir el tamaño del Gobierno federal y redefinir prioridades. Recuerdo cuando, en 2017, se hablaba de “optimizar recursos”, pero hoy vemos acciones concretas. Por ejemplo, desaparecerán divisiones enteras, como la encargada de reubicar afganos que colaboraron con EE.UU., una decisión que, en mi experiencia, podría tener repercusiones humanitarias años después.

Lo más llamativo es el lenguaje utilizado en el documento: se acusa a ciertas oficinas de “captura ideológica”, un término que he escuchado en círculos conservadores pero rara vez en comunicados oficiales. Durante una charla con colegas en Washington, un exdiplomático me confesó: “Esto no es solo ahorrar dinero; es reescribir el manual de la diplomacia”. La fusión de funciones de la USAID bajo el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), impulsada por Elon Musk, añade un giro inesperado. ¿Resultado? Más de 300 oficinas afectadas y un mensaje claro: la burocracia “inflada”, como la llama Rubio, tiene los días contados.

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Entre líneas, se percibe un conflicto entre tradición e innovación. He visto cómo equipos enteros dedicados a democracia y derechos humanos —pilares de la política exterior por décadas— son etiquetados como “redundantes”. Un colega en Oriente Medio me dijo: “Sin esas divisiones, perderemos capacidad de respuesta en crisis”. Pero la administración insiste en que esto hará la diplomacia “ágil”. El tiempo dirá si la eficiencia sacrifica influencia. Por ahora, el Departamento de Estado se reinventa, y el mundo observa.

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