El embajador y los cruces ilegales que solo existen en los discursos

En un alarde de sincronización burocrática digna de un ballet absurdo, el embajador Ronald Johnson, recién aterrizado en México con su maletín lleno de lugares comunes, declaró solemnemente que los cruces ilegales se han evaporado en un 95%. ¡Milagro estadístico! Según esta lógica, si el año pasado pasaron 100 almas desesperadas, ahora solo cruzan cinco, y probablemente con visa de turista y selfie para el álbum familiar.

El funcionario, cuyo currículum incluye dominar el arte de repetir consignas sin pestañear, atribuyó este logro —tan real como un unicornio fronterizo— al “férreo” mandato de Donald Trump, quien, según los archivos de la realidad alternativa, construyó un muro tan alto que hasta los pájaros piden permiso migratorio. En contraste, bajo Joe Biden, aparentemente los migrantes prefirieron quedarse en casa a ver Netflix, según esta versión de los hechos.

Pero lo mejor fue la perla diplomática: “México ha mostrado creciente cooperación“. Traducción: el gobierno mexicano ha perfeccionado el arte de asentir mientras archiva las demandas estadounidenses en el cajón de “lo revisamos después”. Eso sí, Johnson omitió mencionar que la “seguridad compartida” significa, en la práctica, que EU vigila y México aplaude.

Mientras tanto, en la frontera real —esa que no aparece en los tweets—, las familias siguen cruzando ríos y desiertos, invisibles para las estadísticas oficiales pero muy visibles para quienes prefieren no mirar. Pero ¿qué importa? En el teatro de las relaciones bilaterales, lo único que baja un 95% es la coherencia.

PD: La foto adjunta del embajador, sonriente frente a una gráfica descendente, debería ganar un premio por mejor fotomontaje satírico del año. ¿O era en serio?