Internacional
El Hotel Oloffson de Haití arde en llamas mientras las pandillas destruyen su legado
Un ícono cultural de Haití reducido a cenizas en medio del caos: la pérdida que conmueve al mundo.

PUERTO PRÍNCIPE, Haití
El Grand Hôtel Oloffson, un símbolo de resistencia cultural en Haití, sucumbió ante las llamas en un acto de violencia que refleja la crisis del país. Este emblemático edificio de estilo gótico caribeño, testigo de décadas de historia, desde fiestas legendarias hasta revoluciones políticas, fue reducido a escombros por grupos armados en un ataque que ha dejado al mundo en shock.
Más que un hotel, el Oloffson era un lienzo vivo donde se pintaba la identidad haitiana. Por sus pasillos desfilaron desde estrellas como Mick Jagger hasta líderes mundiales, artistas y refugiados políticos. Su cierre en 2022, debido a la inseguridad, ya había sido un golpe para la memoria colectiva, pero su destrucción total marca el fin de una era.
Richard Morse, su legendario gerente y líder de la banda RAM, transformó el lugar en un santuario de creatividad. Las noches de música vodou y las celebraciones de Fèt Gede convirtieron al Oloffson en un faro de libertad en medio de dictaduras y desastres naturales. “Era un espacio donde lo imposible se hacía tangible”, relata Riva Précil, quien creció entre sus muros.
¿Podría esta tragedia ser el catalizador para reinventar Haití? La respuesta está en las cenizas: mientras las pandillas queman el pasado, surge una pregunta incómoda: ¿estamos presenciando la destrucción de un país o el nacimiento de una nueva resistencia? Morse lo tiene claro: “El arte renacerá, porque Haití no es un lugar, es un espíritu indomable”.
Expertos como Michael Deibert ven en este incendio una metáfora de la desintegración sistemática del patrimonio haitiano. Pero hay otra lectura: si el Oloffson sobrevivió a terremotos y tiranías, su esencia puede resurgir de formas inesperadas. ¿Qué tal si sus ruinas se convierten en el primer museo al aire libre de la resiliencia caribeña? La verdadera innovación nace cuando lo que otros ven como un final, nosotros lo vemos como un punto de partida.
La lección es clara: cuando queman los símbolos, no destruyen historia, sino que liberan su poder. El Oloffson ya no es un hotel, ahora es una idea. Y las ideas, como demostró Haití hace 200 años con su revolución, son ignífugas.

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