El Tesoro Sagrado de la Moralidad Universal
En un acto de sublime generosidad geopolítica, el Oráculo del Tesoro Norteamericano ha descendido de su Monte Sagrado para ungir con el fuego purificador de las sanciones al mandatario colombiano, Gustavo Petro, su progenie y su más leal cortesano. La acusación, tallada en tablas de piedra por el sumo sacerdote Scott Bessent, reza así: el presidente ha permitido que los cárteles prosperen, un crimen de lesa humanidad que consiste, aparentemente, en no haber erradicado con suficiente celo evangélico un negocio que la insaciable demanda del norte financia y consume.
La paradoja, como bien señaló el propio acusado, es de una riqueza literaria que Jonathan Swift envidiaría: décadas de luchar contra el narcotráfico son recompensadas con la designación oficial de Paria Global. Es el equivalente geopolítico a culpar al tendero de la resaca del borracho.
La Ofensiva Naval: Cuando la Diplomacia Fracasa, Llegan los Cañoneros
Mientras el Tesoro sanciona, el Pentágono despliega su argumento más persuasivo: un portaaviones. Porque nada dice “queremos cooperar” como 100,000 toneladas de acero flotante armado hasta los dientes frente a tus costas. La estrategia es impecable: si no puedes reducir el cultivo de coca, intimida al gobierno que intenta un enfoque distinto al de fumigar campesinos con glifosato.
La lógica imperial alcanza su cénit creativo: Colombia, tras ser añadida a la lista negra de naciones no cooperantes, verá recortada la asistencia que recibe. Es una jugada maestra de castigo ejemplarizante: “Como no haces lo que decimos, te quitamos los recursos para que lo hagas”. Una tautología digna de los mejores círculos burocráticos del infierno.
El Teatro del Absurdo Judicial
En un giro que haría sonrojar a Kafka, el presidente Petro ha anunciado que se defenderá de las calumnias en los tribunales del mismo imperio que lo acusa. Es el sueño húmedo de todo satírico: el acusado pide justicia a su verdugo, confiando en que el sistema judicial del país que lo declara enemigo le dará un trato imparcial. La fe mueve montañas, y aparentemente también cegueras geopolíticas.
Mientras tanto, el ministro Benedetti, también bendecido con la sanción divina, ha desvelado la verdad incómoda: todo imperio es injusto y su lucha antidrogas es una farsa armamentista. Una herejía que le ha valido su propio lugar en el panteón de los condenados por el Tesoro.
Las Cifras de la Hipocresía
El colmo del esperpento lo proporcionan las estadísticas: 253,000 hectáreas de coca, un territorio triple al tamaño de Nueva York. Una cifra que el informe de la ONU presenta como fracaso, pero que ningún analista se atreve a leer como el monumento más elocuente al fracaso de cinco décadas de Prohibición. El consumo en el norte no disminuye, los cárteles se enriquecen, y la solución es… enviar un portaaviones. Porque si algo ha demostrado la Guerra contra las Drogas es que, ante el fracaso, la respuesta siempre debe ser más guerra.
Venezuela, otro réprobo en la lista negra, condena las sanciones con la vehemencia de quien conoce bien el guion. Lo califica de acción neocolonial, mientras Estados Unidos justifica sus operaciones militares señalando embarcaciones que, casualmente, siempre parecen salir de aguas venezolanas. El teatro geopolítico necesita villanos de reparto, y Caracas cumple su papel a la perfección.
Epílogo para una Farsa Anunciada
Al final, el espectáculo sigue su curso predecible: amenazas de aranceles, visas revocadas, y la sombra alargada de un portaaviones sobre el Caribe. Petro promete que no dará “ni un paso atrás”, una bravata conmovedora frente a la maquinaria de poder más formidable del planeta. Mientras, en Washington, Trump anuncia “medidas muy serias” contra el tipo que produce muchas drogas, en una declaración que ignora elegantemente quién consume la inmensa mayoría de ese producto.
En este gran teatro del absurdo, la verdadera droga que circula no es la cocaína, sino la hipocresía institucionalizada. Y esa, querido lector, es la sustancia más adictiva y destructiva que se ha traffiqueado nunca a través de las fronteras de la geopolítica.















