El Orgullo Mundial LGBTQ+ brilla en Washington ante desafíos políticos

Una persona con gafas en forma de corazón y los colores del arcoíris observa el desfile del Orgullo Mundial LGBTQ+ el 7 de junio de 2025 en Washington.

Bajo un cielo que pasó de gris a radiante, la capital estadounidense se tiñó de los vibrantes tonos de la bandera arcoíris durante el desfile del Orgullo Mundial LGBTQ+. Decenas de miles de personas transformaron las calles en un escenario de resistencia y alegría, respondiendo a lo que activistas describen como el mayor retroceso en derechos LGBTQ+ en décadas.

Una bandera del orgullo del tamaño de tres canchas de fútbol avanzó por la avenida, cargada por 500 voces del Coro de Hombres Gays de Washington. Detrás, autobuses decorados con emblemas trans, bisexuales y asexuales seguían el ritmo de la marcha. La cantante Reneé Rapp y la actriz Laverne Cox, íconos de la comunidad, lideraron la celebración con mensajes de unidad: “El orgullo es protegernos mutuamente, sin condiciones”, declaró Cox desde un convertible.

A pesar de las preocupaciones por seguridad y políticas migratorias restrictivas, grupos de Irán, Namibia, Kenia y Rusia se sumaron a la movilización. Fuera de la Iglesia Cristiana Nacional, niños jugaban con burbujas al ritmo de Whitney Houston, mientras adultos conversaban sobre la urgencia de esta edición: “No es solo fiesta, es resistencia”, explicó Nick Kerver, visitante de Ohio, cuya camiseta arcoíris contrastaba con el sombrero que protegía del sol.

El evento adquirió un tono especialmente político este año. Asistentes como Cheo White, de Maryland, vinculan su participación masiva a las recientes medidas contra personas trans y programas de inclusión. “DC siempre fue epicentro del Orgullo, pero ahora estamos aquí por algo más grande”, afirmó. Mientras, David Begler, activista de Filadelfia, lamentó que muchos aliados internacionales no pudieran asistir, pero celebró su apoyo simbólico.

Entre globos, música y carteles, el mensaje fue claro: la comunidad LGBTQ+ global sigue escribiendo su historia, combinando celebración con demanda de derechos en una era de retrocesos legislativos pero avances culturales irreversibles.