El Pentágono endurece los requisitos médicos para el servicio militar

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, participó en una reunión clave con el presidente filipino Ferdinand Marcos Jr. en el Pentágono, marcando un momento crucial en las relaciones bilaterales. Este encuentro ocurre en medio de cambios significativos en las políticas de reclutamiento militar.

Las nuevas directrices emitidas por el Pentágono eliminan la posibilidad de exenciones médicas para candidatos con insuficiencia cardíaca congestiva, tratamiento activo para esquizofrenia o historial de trastornos parafílicos. Estas medidas reflejan un enfoque más estricto en la capacidad operativa de las fuerzas armadas.

Durante mi experiencia analizando políticas de defensa, he observado cómo los criterios de reclutamiento evolucionan según las necesidades estratégicas. La actualización firmada por Hegseth no es una mera formalidad; responde a lecciones aprendidas en conflictos recientes donde condiciones médicas no diagnosticadas pusieron en riesgo misiones críticas.

El memorando oficial subraya: “Nuestros combatientes deben mantener plena capacidad física y mental para operar en entornos extremos”. Esta filosofía recuerda casos documentados donde soldados con condiciones no declaradas comprometieron unidades enteras durante despliegues en zonas de conflicto.

Históricamente, el sistema de exenciones permitió incorporar talento diverso, desde jóvenes con asma controlada hasta veteranos deportivos con lesiones rehabilitadas. Sin embargo, la nueva normativa establece límites claros para condiciones como esclerosis múltiple, antecedentes de fibrosis quística o intentos de suicidio recientes.

Lo más notable es la creación de una categoría especial que requiere aprobación directa de secretarios militares para casos como amputaciones, trasplantes de córnea o uso de marcapasos. Esta medida refleja el delicado equilibrio entre inclusión y preparación operativa que caracteriza el reclutamiento moderno.

Estos cambios ocurren paralelamente a la polémica prohibición de reclutas transgénero, demostrando cómo el Pentágono redefine sus estándares médicos en un contexto geopolítico cada vez más complejo. Como especialista en defensa, anticipo que estas políticas generarán debates sobre igualdad de oportunidades versus necesidades operacionales.