Como veterano de la industria pesquera en la península, he sido testigo de cómo el pulpo maya ha evolucionado de un producto local a un embajador culinario en el extranjero. La noticia de que ya estamos exportando a España e Italia confirma lo que los conocedores sabíamos desde hace tiempo: la calidad de nuestro molusco no tiene rival.
Foto: El Universal.
Enrique Sánchez Sánchez, presidente de la delegación local de la Cámara Nacional de la Industria Pesquera y Acuícola de Yucatán (Canainpesca), confirma lo que venimos observando en los puertos: una temporada excepcional. Las ventas se diversifican inteligentemente entre Estados Unidos, el mercado doméstico y ahora el Viejo Continente.
Las cifras hablan por sí solas: 5,259 toneladas capturadas entre el 1 de agosto y el 12 de septiembre. En mis años en este negocio, he aprendido que detrás de estos números hay historias de esfuerzo y resiliencia. La recuperación tras el episodio de marea roja demuestra la capacidad de adaptación de nuestros pescadores.
Las condiciones climatológicas favorables son sin duda una bendición, pero el verdadero mérito está en la cadena de valor que hemos construido. Desde las embarcaciones hasta los procesos de exportación, cada eslabón cuenta.
La distribución geográfica de la captura—más de 5,200 toneladas en Yucatán y 1,700 en Campeche—refleja la riqueza de nuestro litoral. El precio actual de 140 pesos por kilo no es casualidad; es el resultado de años de trabajo en mejorar la calidad y el valor de nuestro producto estrella.
Como bien señala la Comisión Nacional de Pesca (Conapesca), esta actividad da empleo a más de 12,000 pescadores. He compartido con muchos de ellos las madrugadas en altamar y sé que los más de 500 millones de pesos que dejará la exportación beneficiarán directamente a sus comunidades.
La lección que deja esta temporada es clara: cuando se combinan un recurso natural de calidad, expertise acumulado y condiciones marketinianas favorables, el resultado es un crecimiento que beneficia a todos, desde el pescador ribereño hasta el consumidor europeo que disfrutará de nuestro pulpo en su mesa.