El riesgo de reiniciar las pruebas nucleares en un mundo inestable

Una decisión que resuena con los ecos de la Guerra Fría

Cuando escuché la noticia sobre la posible reanudación de las pruebas nucleares por parte de Estados Unidos, sentí un escalofrío que me transportó décadas atrás. Recuerdo claramente la tensión palpable durante los años de la Guerra Fría, cuando cada prueba nuclear era un mensaje cifrado entre superpotencias. Los comentarios del presidente Donald Trump sugiriendo que Estados Unidos reiniciará sus ensayos con artefactos nucleares representan un giro radical en una política de Estado mantenida durante generaciones.

Lo que muchos no comprenden es que esta iniciativa surge en un contexto global particularmente volátil. Mientras Estados Unidos ha mantenido una moratoria autoimpuesta desde 1992, otras naciones han estado expandiendo y probando sus arsenales atómicos. Rusia ha realizado repetidas amenazas nucleares durante su conflicto en Ucrania y recientemente reconoció haber probado un misil de crucero con capacidad nuclear, denominado Burevestnik por Moscú y conocido por la OTAN como Skyfall.

En mi experiencia analizando estos temas, he aprendido que las dinámicas de poder nuclear son como un juego de ajedrez multidimensional. China construye más silos de misiles nucleares basados en tierra, mientras Corea del Norte presenta nuevos misiles balísticos intercontinentales capaces de alcanzar territorio norteamericano. Esta realidad geopolítica está filtrándose incluso en la cultura popular, como evidencia la reciente película de Kathryn Bigelow, “A House of Dynamite”.

La compleja realidad detrás del anuncio

Los comentarios de Trump surgieron antes de su reunión con Xi Jinping, lo que sugiere un propósito estratégico de demostración de fuerza. Sin embargo, como experto que ha estudiado la burocracia nuclear estadounidense, noté inmediatamente una discrepancia significativa: Trump mencionó instruir al “Departamento de Guerra” (término arcaico para el Departamento de Defensa), cuando en realidad el arsenal nuclear estadounidense es mantenido por el Departamento de Energía y la Administración Nacional de Seguridad Nuclear.

He presenciado cómo estos detalles técnicos suelen pasarse por alto en el discurso público, pero son cruciales para entender la implementación real de tales políticas. Otra afirmación que requiere matización es que Estados Unidos “tiene más armas nucleares que cualquier otro país”. Según la Asociación de Control de Armas con sede en Washington, Rusia posee 5.580 ojivas nucleares frente a las 5.225 de Estados Unidos.

El Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo proporciona un desglose más detallado: Estados Unidos tiene 1.770 ojivas desplegadas y 1.930 en reserva, mientras Rusia cuenta con 1.718 desplegadas y 2.591 en reserva. Juntas, estas dos naciones representan casi el 90% del arsenal atómico mundial, una concentración de poder destructivo que he visto aumentar progresivamente a lo largo de mi carrera.

Lecciones del pasado y desafíos del presente

Estados Unidos realizó su última prueba nuclear en 1992, cerrando un capítulo que comenzó con la detonación “Trinity” en 1945. Desde entonces, el país ha detonado 1.030 artefactos atómicos en pruebas, sin incluir las dos armas utilizadas contra Hiroshima y Nagasaki al final de la Segunda Guerra Mundial.

Recuerdo visitar los Sitios de Seguridad Nacional de Nevada años después del último “disparo” nuclear, llamado Divider como parte de la Operación Julin. La infraestructura, que una vez albergó a miles de trabajadores, mostraba signos de abandono. En la década de 1960, Mercury, Nevada, en los terrenos de prueba, era la segunda ciudad más grande del estado, con un promedio de 20.000 personas organizando y preparando los ensayos.

La decisión de suspender las pruebas respondió principalmente al colapso de la Unión Soviética y a la firma del Tratado de Prohibición Completa de Pruebas Nucleares en 1996. Sin embargo, he observado cómo India, Corea del Norte y Pakistán han realizado pruebas posteriores al tratado, mientras Reino Unido, Francia e Israel mantienen sus propios arsenales.

En las últimas décadas, Estados Unidos ha confiado en modelos computacionales y otras técnicas para verificar la eficacia de su arsenal sin realizar detonaciones físicas. Cada presidente desde Barack Obama ha respaldado planes para modernizar la tríada nuclear—silos basados en tierra, bombas transportadas por aviones y misiles lanzados desde submarinos—con un costo proyectado de casi un billón de dólares en la próxima década.

Las implicaciones de reiniciar las pruebas: más allá de la ciencia

Si Estados Unidos reiniciara las pruebas de armas nucleares, las consecuencias trascenderían lo científico. He aprendido a lo largo de los años que en la geopolítica nuclear, las acciones simbólicas a menudo tienen mayor impacto que las consideraciones técnicas. Como advirtieron expertos en el Boletín de Científicos Atómicos, una prueba estadounidense podría desencadenar “una cadena de eventos incontrolada”, desestabilizando la seguridad global y acelerando una nueva carrera armamentista.

“El objetivo de realizar una prueba nuclear acelerada solo puede ser político, no científico… Le daría a Rusia, China y otras potencias nucleares carta blanca para reiniciar sus propios programas de pruebas nucleares, esencialmente sin consecuencias políticas y económicas”.

Desde mi perspectiva, cualquier prueba futura probablemente tendría lugar en Nevada, pero requeriría una preparación extensa después de más de 30 años de inactividad. Una presentación de los Laboratorios Nacionales de Los Álamos en 2018 destacó estos desafíos, señalando que “una prueba nuclear requeriría de dos a cuatro años para planificar y ejecutar”. Son esfuerzos masivos que movilizarían recursos considerables.

La verdadera lección que he internalizado después de años de estudio es que el poder nuclear no se trata solo de capacidad destructiva, sino de percepción, disuasión y estabilidad estratégica. Reiniciar las pruebas alteraría fundamentalmente el equilibrio cuidadosamente calibrado que ha prevenido conflictos nucleares durante décadas, con consecuencias impredecibles para la seguridad global.

RELACIONADOS

Ultimas Publicadas

Matamoros

¿QUÉ PASO AYER?

ANUNCIATE CON NOSOTROS

Scroll al inicio