Estados Unidos endurece controles migratorios para estudiantes chinos y extranjeros

WASHINGTON — Detrás del frío lenguaje burocrático, una bomba de relojería amenaza el futuro académico de miles: el secretario de Estado Marco Rubio confirmó este miércoles la revocación “agresiva” de visas para estudiantes chinos vinculados al Partido Comunista o carreras estratégicas. ¿Simple seguridad nacional o el inicio de una caza de brujas académica?

Documentos internos obtenidos por este medio revelan que el Departamento de Estado paralizó nuevas entrevistas para visas estudiantiles mientras ultima directrices que ampliarán el escrutinio de actividades en redes sociales. “Las secciones consulares deben evaluar la carga de trabajo”, advierte un cable diplomático que anticipa cuellos de botella procesales.

Vladyslav Plyaka, estudiante ucraniano en Wisconsin-Oshkosh, encarna el drama humano: “Perdí la confianza en el sistema”. Su viaje para renovar la visa y visitar a su madre en Polonia quedó en suspenso. Como él, decenas de miles enfrentan un limbo jurídico que expertos califican de “tiro en el pie” a la competitividad estadounidense.

Fuentes en el ICE (Servicio de Inmigración) revelan que el operativo se gestó tras incidentes con estudiantes activistas. “No es coincidencia que esto ocurra después de las protestas contra la guerra en Gaza”, confiesa un funcionario bajo condición de anonimato. Los datos son elocuentes: 1.1 millón de estudiantes internacionales generan $42,000 millones anuales, pero ahora son vistos como riesgos potenciales.

Fanta Aw, de NAFSA, advierte: “Estamos matando a la gallina de los huevos de oro”. Mientras, en Harvard —donde el 25% del alumnado es internacional— la batalla legal escala. Trump insiste en reducir ese porcentaje al 15%, alegando infiltración de “elementos radicalizados”. ¿Evidencia o retórica política? Los documentos judiciales muestran que el gobierno solo ha presentado acusaciones vagas.

El verdadero juego geopolítico se revela en los detalles: las nuevas normas apuntan especialmente a carreras STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas), sector donde China compite agresivamente. “Es la guerra fría del siglo XXI”, analiza el experto en seguridad académica Jonathan Friedman, mientras universidades como Northeastern activan planes de contingencia.

La paradoja es cruel: el mismo país que se enorgullece de sus Nobel extranjeros ahora pone bajo lupa a quienes buscan contribuir a su excelencia académica. Con 270,000 estudiantes chinos en riesgo y demandas cruzadas, esta crisis podría redefinir el liderazgo educativo global. ¿Está EE.UU. sacrificando su ventaja competitiva en el altar de la seguridad nacional?