La detención en Paraguay de Hernán Bermúdez, exsecretario de Seguridad del estado mexicano de Tabasco, no es un simple caso de captura. Es la punta de un iceberg que revela las intrincadas conexiones entre el poder político y el crimen organizado transnacional. Las autoridades paraguayas afirman que, a pesar de su corta estadía en el país sudamericano, Bermúdez ya trazaba los planes para instalar una sofisticada red criminal. ¿Cómo un exfuncionario de alto rango logró escapar de México y cruzar múltiples fronteras hasta refugiarse en una lujosa vivienda en Paraguay?
Jalil Rachid, titular de la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay, desglosó en una conferencia de prensa la ruta de fuga: México, Panamá, Brasil y, finalmente, una entrada ilegal a territorio paraguayo. Pero la pregunta crucial persiste: ¿contaba con ayuda interna para evadir los controles internacionales? Las investigaciones preliminares sugieren que desde su escondite, Bermúdez mantenía comunicación con líderes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), uno de los grupos de narcotráfico más poderosos y violentos del mundo.
La trama se complica con los vínculos familiares. Su sobrino ya había sido detenido en Paraguay meses antes, y su esposa, quien también ingresó de manera irregular, logró regularizar su situación migratoria apenas el 27 de agosto. Este patrón de movimientos familiares coordinados plantea serias dudas sobre la profundidad real de esta estructura criminal incipiente.
El caso Bermúdez sacude los cimientos del establishment político mexicano. Fue Adán Augusto López, secretario de Gobernación del expresidente Andrés Manuel López Obrador y actual senador, quien lo designó para el cargo estratégico de seguridad en Tabasco cuando era gobernador de esa entidad. Ante las acusaciones, López declaró en sede parlamentaria: “Nunca durante mi ejercicio de gobierno tuve algún indicio o alguna sospecha”. Sin embargo, la investigación federal mexicana lo señala como presunto líder de La Barredora, un cártel local acusado de asociación delictuosa, extorsión y secuestro.
La orden de captura se emitió en febrero, pero la investigación comenzó a finales de 2024, justo cuando la violencia vinculada al narcotráfico se recrudecía en Tabasco. ¿Por qué se actuó hasta entonces? La captura finalmente se logró gracias al rastreo de movimientos financieros realizados con una tarjeta en Paraguay, un hilo del que tiraron las agencias de inteligencia para localizar su guarida.
Un video difundido por el propio presidente de Paraguay, Santiago Peña, muestra el momento exacto en que equipos de operaciones especiales derriban la puerta de la vivienda para realizar la detención. Bermúdez aceptó la extradición a México, pero se negó a un procedimiento abreviado, lo que alargará su estancia en Paraguay. Las autoridades confían en agilizar el trámite legal, conscientes del alto valor estratégico del detenido.
Mientras la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, promete tolerancia cero y agradece la colaboración paraguaya, esta investigación continúa abierta. Las revelaciones sobre Bermúdez exponen no solo la infiltración del crimen organizado en las instituciones, sino también la alarmante capacidad de estos grupos para operar a escala global, estableciendo nuevas redes en países lejanos. La verdad completa aún está por descubrirse, y cada nueva declaración oficial parece generar más preguntas que respuestas.