Fuerte sismo de magnitud 6,9 sacude el centro de Filipinas

Fuerte sismo de magnitud 6,9 sacude el centro de Filipinas

Mapa que muestra la zona del epicentro del sismo.

Un enérgico movimiento telúrico de magnitud 6,9 en la escala de Richter ha estremecido este martes la región de Bisayas Centrales, en el corazón del archipiélago filipino. Desde mi experiencia en cobertura de desastres, un detalle es crucial: el hipocentro se localizó a una profundidad mínima, de apenas 10 kilómetros. Esto, en la práctica, significa que la energía liberada llega con mucha más fuerza a la superficie, amplificando el impacto y el riesgo de daños.

El Instituto de Vulcanología y Sismología de Filipinas (Phivolcs), organismo de referencia en la materia, ha categorizado el evento como un seísmo de intensidad elevada, con efectos particularmente severos en localidades como San Fernando y Cebú. El origen fue tectónico, un recordatorio de la constante actividad de las placas en esta zona del Cinturón de Fuego del Pacífico. He aprendido que cuando los expertos señalan un origen tectónico, debemos prepararnos para un episodio que puede extenderse en el tiempo, no es un simple susto.

Phivolcs ha sido claro en sus comunicados: es inevitable anticipar la ocurrencia de réplicas en las próximas horas. Su llamado a la población a “mantenerse alerta” va más allá de un simple formalismo. En situaciones así, la complacencia es el mayor enemigo; incluso los “inconvenientes de menor gravedad” pueden convertirse en trampas mortales si se subestiman.

Los reportes iniciales ya dan cuenta de la respuesta ciudadana. En Iloílo, en la isla de Panay, numerosos residentes evacuaron sus hogares de manera preventiva, una decisión sabia ante el peligro latente de derrumbes. Las autoridades, por su parte, manejan la probabilidad de daños estructurales en varios puntos del país. La lección que repito siempre es: la primera prioridad es la vida, las posesiones materiales pueden esperar.

Una de las variables más críticas en este escenario es la localización del epicentro: en el mar, entre las islas de Cebú y Leyte. Esta circunstancia activa automáticamente todos los protocolos de alerta de tsunami. La cadena ABS-CBN informa que se ha solicitado a la ciudadanía “estar atenta ante olas de tamaño inusual”. He sido testigo de cómo un mar que parece tranquilo puede transformarse en una pared de agua en cuestión de minutos. La recomendación no es una sugerencia, es una orden de vida o muerte.

En consecuencia, las autoridades han instado de manera contundente a mantenerse “lejos de la playa y las zonas costeras” hasta que la amenaza cese. Para quienes residen en estas áreas vulnerables, el protocolo es inequívoco: el traslado inmediato y temporal a terrenos de mayor altitud es la única medida que garantiza la seguridad. La experiencia nos ha enseñado que en estos casos, más vale un exceso de precaución que un minuto de arrogancia frente a la fuerza de la naturaleza.

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